Según el diccionario de la RAE, una infamia es una vileza o maldad. Pues no tengo ninguna duda. Las declaraciones de la Presidenta del Círculo de Empresarios de Madrid, una tal Mónica Oriol, son verdaderamente infamantes.
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by theEyZmaster |
No comentaré las manifestaciones que ha hecho sobre los jóvenes, sobre los "ni-nis" que no sirven para nada, sobre el Salario Mínimo... Ya han sido suficientemente calificadas, en sí mismas y a través de las múltiples respuestas que han recibido. Todas, por cierto, bastante más respetuosas que las aseveraciones que las originaron.
Nada nuevo, por otra parte. Ya hemos hablado en este blog sobre otras declaraciones muy parecidas que otros representantes del empresariado nos regalan de vez en cuando. Estas dos entradas, por ejemplo: "La diligencia" y "¡Valientes!", las dedicamos a comentar algunas de esas perlas tan retrógradas y tan brillantemente neoliberales.
Lo que sí comentaré es una de las ideas con las que esta persona (venga..., como se ha arrepentido démosle el beneficio de la duda) desarrolla sus argumentaciones. Para ella las prestaciones por desempleo no incentivan la búsqueda de empleo y favorecen el "parasitismo" entre los desempleados.
Estoy harto, pero que muy harto, de esta criminalización de los desempleados y de los excluidos con las que se argumenta y promueve la desaparición de las prestaciones de protección social. Lo que son problemas estructurales, como el paro o la exclusión social, son atribuidos a la responsabilidad individual.

Esta gente considera que las prestaciones de protección social son una especie de zanahoria con la que premiar o castigar a la gente para que "se mueva" y según ellos se "active" hacia el mercado laboral. Es una línea de pensamiento tan simple como peligrosa.
Desde mi experiencia como trabajador social creo que debo transmitir a esta gente que las cosas son más complejas que todo eso. Que las personas no encuentran trabajo porque no lo hay y porque han carecido de las oportunidades y de las condiciones necesarias. Que las personas en situación de exclusión social se encuentran ahí como consecuencia de una serie de factores personales, familiares, sociales y estructurales complejamente entrelazados entre los cuales su actitud hacia el trabajo no es sino uno más de ellos, en ningún caso el principal.
Ni la prestación o subsidios por desempleo, ni las prestaciones de acción social, ni siquiera una hipotética renta básica universal (ver enlace), desincentivan a nadie para buscar empleo, ni vuelven ociosa a la gente.
Decir lo contrario es una infamia, o sea, una vileza y una maldad.
P.D. Wang y yo queremos dedicar esta entrada al Programa "Salvados" que emitió la Sexta el domingo pasado sobre la Ley de Dependencia: "Los otros olvidados".
A Jordi Évole y a todos los que participaron, por su valentía y su denuncia. Pero en especial a dos colegas: Virginia y José Manuel, todo un ejemplo de lucha contra la vileza y contra la maldad.
Desde mi experiencia como trabajador social creo que debo transmitir a esta gente que las cosas son más complejas que todo eso. Que las personas no encuentran trabajo porque no lo hay y porque han carecido de las oportunidades y de las condiciones necesarias. Que las personas en situación de exclusión social se encuentran ahí como consecuencia de una serie de factores personales, familiares, sociales y estructurales complejamente entrelazados entre los cuales su actitud hacia el trabajo no es sino uno más de ellos, en ningún caso el principal.
Ni la prestación o subsidios por desempleo, ni las prestaciones de acción social, ni siquiera una hipotética renta básica universal (ver enlace), desincentivan a nadie para buscar empleo, ni vuelven ociosa a la gente.
Decir lo contrario es una infamia, o sea, una vileza y una maldad.

A Jordi Évole y a todos los que participaron, por su valentía y su denuncia. Pero en especial a dos colegas: Virginia y José Manuel, todo un ejemplo de lucha contra la vileza y contra la maldad.