Este Blog no está pensado en principio
para compartir cosas personales, sino profesionales. Aunque tampoco está
pensado para no hacerlo y creo que a veces no está tan clara la división
entre ambas. El caso es que hoy, siguiendo la recomendación de Wang, voy a
compartir en esta entrada un poco de lo personal y un poco de lo profesional.
Y quiero hacerlo a la
luz de dos asuntos con los que me he encontrado en estas fechas recientes y que
tienen como elemento común un color: el naranja.
En lo personal, hace unos meses estaba comentando con él mis
objetivos deportivos para este año y las marcas que quería hacer en los 10.000 metros y en la
media maratón. Me gusta fijarme objetivos a conseguir e intentarlos en alguna
carrera, pues ello me ayuda a ser constante en el entrenamiento. Así que este pasado
de semana he corrido la 10 k de Zaragoza, rodeado de camisetas naranjas (las
oficiales de la carrera) y con mi dorsal naranja (el color del tiempo que
pensaba conseguir).
Sí, este amigo también es naranja.
Mientras intentaba conseguir la marca que me había propuesto pensaba en dos cosas: en mi siguiente objetivo, que es correr en la maratón de Zaragoza para el 30 de septiembre y en otra “carrera” que siento que acaba de iniciarse y que tiene que ver con lo profesional.
Me refiero al movimiento que ha surgido en la profesión sobre la
marea naranja, (con otras camisetas naranjas como mensaje y símbolo) en contra
de los últimos recortes del Estado de Bienestar. Llevo tiempo pensando que
nuestro fragmentado sistema y nuestra dividida profesión estaba teniendo demasiadas
dificultades para organizar una respuesta unificada y denunciar los retrocesos
que con la excusa de la crisis están sufriendo los derechos sociales. Por eso
me he alegrado sobremanera que haya surgido esta iniciativa, a la que me sumo
desde ahora. A ver de que somos capaces.
Tal vez en otra entrada comparta en este Blog las similitudes que
encuentro entre las carreras de fondo y las metas que nos proponemos en el
terreno profesional o personal. Es una metáfora que me ayuda. A la luz de esta
metáfora me he planteado la confluencia entre lo personal y lo profesional que
ha supuesto la coincidencia entre ambos sucesos y, con el naranja presidiéndolo
todo, me ha motivado para dar publicidad a este blog. Tras un periodo de
pruebas, en el que he ido compartiéndolo con algunos amigos y colegas, creo que
ha llegado la hora de hacerlo público.
Wang, que entre otras
cosas fue atleta en su juventud, me dice que está comprobado que cuando
escribes tus objetivos y los compartes con gente es más fácil que los consigas.
Y como yo casi siempre le hago caso, a través de este Blog comparto con quien
lea estas líneas mis siguientes objetivos o compromisos:
-
seguir
en la maratón de ayudar a construir un Sistema Público de Servicios Sociales,
donde la dignidad, el respeto y los derechos sociales queden garantizados para
todos. Vencer el cansancio, el desánimo que a veces nos invade y pensar siempre
que el camino es tan importante como la meta.
-
correr
la maratón de Zaragoza para el 30 de septiembre e intentar acabarla. Naturalmente,
con la camiseta naranja anti-recortes puesta.
-
publicar
de vez en cuando en este blog mis reflexiones y mis experiencias en ambas “carreras”.
Wang, que además de atleta también fue
filósofo, dice que de los retos lo verdaderamente importante es intentarlos.
Así que, a ello me pongo.
Mientras tanto, la expresión que titula esta entrada significa más o menos "expresar una negación con rotundidad, manifestando contrariedad ante la propuesta" . Pues eso.
Mientras tanto, la expresión que titula esta entrada significa más o menos "expresar una negación con rotundidad, manifestando contrariedad ante la propuesta" . Pues eso.
¿Y Wang no dice nada de la magnitud de los objetivos?
ResponderEliminarTambién es cierto que cuanto mayor es el objetivo, mayor el esfuerzo, y por ende, mayor la satisfacción...
Hay un reto, que lo dejas intuir, que se me antoja más complicado todavía: conseguir que como profesionales sepamos estar un poquito más unidos, consiguiendo objetivos comunes: tú eres de los SSB, tú de Cáritas, tú de la Cruz Roja, tú el matao de la ONG esa... dios mío si nos cuesta confiar los unos en los otros.
No digo yo que seamos como los jueces, que para ellos el corporativismo es más sagrado que el propio acto de respirar, pero digo yo que un poco más de confianza, respeto y cohesión no nos haría ningún mal...
En fin, complicados son, pero como diría un chino cualquiera "el canto rodado, de tortas se hace", o algo así. (No sé si aguantaría yo toda la maratón, pero estaremos para aplaudirte cuando llegues...)