Creo que el Sistema de Servicios Sociales se encuentra enfermo. Enfermo de gravedad. Y creo que la razón son los virus. Nuestro sistema se encuentra infectado por unos cuantos virus mortales que ponen en grave riesgo su supervivencia.
Si en el caso de los organismos biológicos los virus son agentes microscópicos que invaden sus células, en el caso de una organización social los virus son ideas, creencias o valores que poco a poco van determinando la manera en la que ésta desarrolla su función.
En ambos casos se trata de
entidades no excesivamente complejas. Si la estructura de un virus es bastante
simple, compuesta de dos o tres partes, la estructura de las ideas infecciosas
tampoco es muy elaborada. Suele ser un mensaje claro y que no requiere mucho análisis
para su comprensión.
Del mismo modo tanto los virus
como las ideas tienen sus propias vías de transmisión y en muchas ocasiones es
difícil identificarlas. Si no se está muy atento, uno puede infectarse con
mucha facilidad.
Y la más importante coincidencia.
En las dos situaciones el objetivo es colonizar el organismo por entero, lo
cual frecuentemente acaba produciendo la muerte del mismo.
Os cuento los que creo que son
más peligrosos.
- La principal función de los Servicios Sociales es garantizar la supervivencia y erradicar la pobreza.
En este caso la vía principal de
transmisión, aunque no la única, ha sido la crisis económica. Y en cuanto a los
efectos, absolutamente devastadores. Hoy muchos servicios se encuentran
desbordados atendiendo demandas cuyo contenido es exclusivamente económico, sin
poder acometer otras tareas y funciones.
Este virus, en forma de mandato
social y político, nos ha llegado y no hemos sabido hacerle frente. Y así se ha
ido construyendo nuestra principal función en estos momentos: proveer de dinero
a la gente que lo necesita. Insatisfactoria, ingente e ineficaz tarea.
Como digo, el virus tuvo un
mandato político. Ya he recordado en otras ocasiones cómo varios políticos
plantearon la tesis de que no importaba recortar, reducir o eliminar las
prestaciones por desempleo, puesto que podían ser fácilmente sustituidas por
las prestaciones de servicios sociales, “que para eso estaban”.
No abundaré más en los múltiples
problemas que todo ello ha traído a los servicios sociales. Estigmatizaciones,
presiones, acusaciones de ineficacia…
¿El tratamiento? Difícil, pues
pasa por comprender que el derecho a la supervivencia no puede ser garantizado
por un único sistema. Es competencia de todos los sistemas públicos de
protección social el garantizarlo (sanidad, educación, vivienda, empleo…). Ni
tan siquiera políticas sectoriales en cada uno de ellos podrían conseguirlo.
Deben estar complementadas por amplias políticas universales de garantía de
rentas e ingresos.
Si estamos condenados a ser el
Sistema de los pobres es que la infección no tiene ya remedio. La inminente
vuelta a la beneficencia certificará la defunción del Sistema de Servicios
Sociales.
(continuara...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar.