En los últimos años hemos asistido a la consolidación de dos grandes tendencias dentro del Sistema de Servicios Sociales. Lo asistencial y lo residual. Y lamentablemente muchos políticos, bastantes técnicos y gran parte de la ciudadanía lo consideran un éxito.
Claro que al mismo tiempo suele criticarse lo mal que se realizan ambas funciones, lo cual no deja de tener un tinte tan paradójico como verdadero.
Muy resumidamente y casi llegando a la caricatura, (aunque no por ello menos cierto), la principal función que se atribuye a los servicios sociales y sobre las que se estructura un gran número de demandas es la siguiente: debemos proporcionar una vivienda a quien no la tiene, unos ingresos mínimos para vivir a todas las familias y hay que pagar las facturas cuando se atraviesa alguna emergencia.
El enfoque de derechos se ha ido desarrollando, como no podía ser de otra manera en un Estado Social y de Derecho como el nuestro (Constitución dixit), y los ciudadanos reclaman que se hagan efectivos. Y lo hacen en el lugar que se les señala para hacerlo: los servicios sociales. ¿Quién, si no?
- Educación, Pensiones y Sanidad. Y ¿para todo lo demás?
- ¡El cuarto pilar!
(El autor del slogan es Wang, y lo cede gratuitamente para los planificadores de la política social. Pónganle una musiquita pegadiza y tienen la campaña apañada).
Este señalamiento contiene una serie de contradicciones que es preciso señalar. Por un lado diluye la responsabilidad y evita el desarrollo de los sistemas de vivienda, empleo y garantía de ingresos.
Por otro sitúa a los servicios sociales ante una misión imposible, dejando a los profesionales en una posición doblevincular ante cuyo fracaso serán estigmatizados como ineficientes (¿recordaís las palabras de un pasado asesor del Presidente del Gobierno sobre los buenos "asistentes sociales"? Os las recuerdo en este enlace).
Y finalmente dificulta y evita que el sistema de servicios sociales desarrolle prestaciones y servicios que le son propios, fomentando la aparición de otros actores que diluirán aún más la responsabilidad pública.
Por otro sitúa a los servicios sociales ante una misión imposible, dejando a los profesionales en una posición doblevincular ante cuyo fracaso serán estigmatizados como ineficientes (¿recordaís las palabras de un pasado asesor del Presidente del Gobierno sobre los buenos "asistentes sociales"? Os las recuerdo en este enlace).
Y finalmente dificulta y evita que el sistema de servicios sociales desarrolle prestaciones y servicios que le son propios, fomentando la aparición de otros actores que diluirán aún más la responsabilidad pública.
Íntimamente relacionada con esta posición residual ha llegado un imparable crecimiento de la función asistencial, que ha dejado de ser un medio para convertirse en un fin en sí misma.
El asistencialismo así generado consiste en subvenir las carencias del usuario asumiendo la delegación que éste hace en el profesional. El usuario no tiene ninguna responsabilidad en su situación (atribuida universalmente a las condiciones externas) ni tampoco puede hacer nada para salir de ella. La responsabilidad para que esta salida sea posible depende únicamente del profesional y de su compromiso o buen hacer (de nuevo el "buen asistente social").
Lo de intentar que el usuario pueda superar la situación por sí mismo, con ayuda de recursos familiares, o intentar diagnosticar qué factores internos pueden estar influyendo en la misma es algo absolutamente accesorio. Lo importante es acabar con la carencia lo antes posible. Si se generan dependencias o cronicidades o se anulan capacidades es algo que no se considera sino en un plano muy secundario y en absoluto importante.
No parece que estas dos tendencias vayan a revertirse a corto plazo pues, como digo, gozan de grandes apoyos políticos y profesionales. Del porqué de estos apoyos hablaremos otro día.
El asistencialismo así generado consiste en subvenir las carencias del usuario asumiendo la delegación que éste hace en el profesional. El usuario no tiene ninguna responsabilidad en su situación (atribuida universalmente a las condiciones externas) ni tampoco puede hacer nada para salir de ella. La responsabilidad para que esta salida sea posible depende únicamente del profesional y de su compromiso o buen hacer (de nuevo el "buen asistente social").
Lo de intentar que el usuario pueda superar la situación por sí mismo, con ayuda de recursos familiares, o intentar diagnosticar qué factores internos pueden estar influyendo en la misma es algo absolutamente accesorio. Lo importante es acabar con la carencia lo antes posible. Si se generan dependencias o cronicidades o se anulan capacidades es algo que no se considera sino en un plano muy secundario y en absoluto importante.
No parece que estas dos tendencias vayan a revertirse a corto plazo pues, como digo, gozan de grandes apoyos políticos y profesionales. Del porqué de estos apoyos hablaremos otro día.
Ay Pedro! Este Wang nos llega a entender y todo... Vaya aciertos que reflejas, ambas tendencias enraizando fuertemente, y lo que nos queda por ver hasta mayo...
ResponderEliminarY después de Mayo, Pau, y después de mayo. Saludos de parte de Wang.
EliminarBrillante, compañero
ResponderEliminarMe alegra que te lo parezca. Saludos.
EliminarA ver cómo le transmito esto yo a mi estudiante porque estoy totalmente de acuerdo en q si no pasamos del asistencialismo a la transformación de sistema y persona este mundo va para atrás. Gracias Pedro
ResponderEliminarMe gustaría pensar que las nuevas generaciones de TsSs se planteen superar las tendencias que describo pero haría falta un mayor compromiso de la Universidad, la cual en estos momentos está bastante despistada. Un abrazo
EliminarMuy interesante artículo compañero! Yo creo que al final el problema que tratas en parte del asistencialismo se debe a la mera gestión de productos que se han acostumbrado las personas usuarias, las políticas de las administraciones que no evolucionan y que al final hace que los profesionales como los trabajadores sociales se acomoden en el puesto y no vayan más allá. Haría falta que realmente se hiciera trabajo social comunitario, pero para eso hace falta voluntad de todas las partes
ResponderEliminarMás que voluntad haría falta una revisión profunda del Sistema de Servicios Sociales en general y de nuestra profesión en particular. Pero como decía en la anterior entrada a ésta, no nos van las reformas demasiado profundas.
EliminarSaludos y gracias por tu comentario.
hola Pedro, una vez más, felicitarte porqué sigues dando en el clavo! me gustaría añadir la necesidad de luchar desde las trincheras hacia este modelo que como dices, resulta inoperante y vivido como un desastre por la ciudadanía....y con rabia por los profesionales -aunque otros se encuentran cómodos en él :(- la cronicidad que el asistencialismo genera la hemos estado estudiando, comparto aquí la entrada de ágora,donde hicimos un resumen del contenido de la presentación, y en este momento ya somos 30 compañer@as de servicios sociales de Lleida motivados en implementar un nuevo modelo que luche contra esta forma de funcionar de los últimos y no pocos años (tenemos la bendición de nuestros jefes técnicos y políticos, jeje)
ResponderEliminarEl nuevo modelo creemos que será un empujón a las familias en situación de cronicidad moderada...y una buena dosis de ilusión para las profesionales...ya que también reconocen que parte de la cronicidad, proviene de ellas...
http://agorats.com/la-intervencion-social-con-familias-en-situacion-de-cronicidad-en-los-servicios-sociales-basicos-cronica/ me gustaria poder enlazar todo el documento pero está pendeinete de ser colgado en la web del Col.legi de treball social de Catalunya, vaya... creo que el la línea que tu hablas, explica bastante bien cómo hemos llegado hasta aquí... un beso, un abrazo a Wang y a ver si nos vemos pronto de nuevo! seguimos!
Pedro: la Universidad no está despistada, está colonizada si te refieres al Área de Trabajo Social y Servicios Sociales. Se está construyendo un Área de Trabajo Social sin trabajadores sociales, y menos todavía sin trabajadores sociales expertos, con ejercicio de la profesión. Por el sistema de selección de profesorado, cualquiera vale para impartir las asignaturas que incluyen la denominación Trabajo Social, o incluso para impartir prácticas de algunas asignaturas. A este paso las propias prácticas de cuarto serán supervisadas por gente que no tienen experiencia o incluso que no son trabajadore sociales. No es que estemos ya cerca del esperpento, es que ya hemos caído en él. Esto no pasa por supuesto, en Medicina, ni en Derecho, ni en Enfermería, NI EN NINGÚN LADO. Pero sí con el Trabajo Social, que algún analfabeto dice deben entenderse "en sentido amplio" para justificar la contratación de profesores absolutamente incompetentes. En el pasado ya dimos alguna batalla, yo mismo acabé en el juzgado por defender la profesión y la disciplina. Y nos encontramos ABSOLUTAMENTE SOLOS, sin la ayuda, más bien lo contrario, de la estructura colegial. Y no fue por falta de información que la tuvieron toda. Lo mismo respecto a los profesionales que tampoco pueden alegar ignorancia porque el asunto tuvo su repercusión mediática. Finalmente conseguimos evitar el intrusismo, el abuso y evitar que un psicólogo obtuviese una plaza con un perfil de "Trabajo Social individualizado". E insisto: dimos la batalla SOLOS, muy pocas personas, eso sí con el apoyo de muchos alumnos. Así que no esperes mucho más mientras este INTRUSISMO profesional se siga consintiendo, auspiciando y tolerando sin decir ni pío. A algunos esta batalla nos ha supuesto un gran coste personal, enemigos de por vida y otras cosas. Algunas popes de la profesión, a nivel nacional, lo sabían, conocían el tema y miraron para otro lado o incluso fueron cómplices plenamente conscientes, algunas de esas a las que luego se les dan premios y reconocimientos... Yo ya dí las batallas que tenía que dar y sólo aspiro a hacer mi trabajo con la máxima dignidad posible, inoculando, eso sí, en las nuevas promociones el virus de que al Trabajo Social hay que respetarlo y que hay luchar contra las humillaciones y contra el intrusismo. Espero tengas ahora más claro en qué consiste "el despiste de la Universidad" Saludos
ResponderEliminarMiguel, te doy toda la razón en tu comentario y soy consciente de lo que dices y de que tú, personalmente, eres uno de los profesionales que más ha luchado para que eso cambiara, Lucha que sé que te ha costado algunas enemistades pero de la que muchos otros te estamos muy agradecidos.No comenté nada en la entrada, pero es un grave problema que haya otras disciplinas ajenas al Trabajo Social dirigiendo, por ejemplo, Trabajos de Fin de Grado (lo que me consta por mi contacto con alumnos de prácticas) y, por ser generoso, desorientándolos más que otra cosa. Coincido contigo que es un grave problema para nuestra profesión, que está contribuyendo a su deterioro.
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