El devenir de la intervención social en los últimos tiempos se ha caracterizado por una gran complejidad y el fracaso de muchos de los procesos a través de los cuales se pretendía dar solución a diversas problemáticas individuales, familiares, grupales o colectivas.
En las próximas entradas voy a hablar de eso que conocemos por intervención social, con el ánimo de reflexionar sobre algunos aspectos de la misma y que creo que se encuentran detrás de muchos de esos fracasos de los que hablo.
Comenzaremos por el principio y hablaremos del liderazgo en la intervención psicosocial. Daremos un paso atrás e intentaremos ver a qué nos referimos con el concepto de intervención social o psicosocial. Y terminaremos con algunos conceptos como diagnóstico social, profesional de referencia y prescripción social. Por el camino nos encontraremos con lo que considero dos amenazas: lo que he denominado hiperespecialización y lo que he dado en llamar hipercientifismo.
Así que si os apetece el menú, podéis seguir leyendo. Os aviso que voy a utilizar un lenguaje más divulgativo que académico. Creo que con la misma profundidad y seriedad, lo que perdamos en referencias lo ganaremos en ligereza.
DEL LIDERAZGO EN LA INTERVENCIÓN SOCIAL
Estoy convencido de que el Trabajo Social es la disciplina indicada para asumir el liderazgo de los procesos de intervención social, que si se realizan sin una dirección adecuada, lejos de solucionar las problemáticas que pretenden atender, las cronifican o empeoran.
Comenzaremos por el principio y hablaremos del liderazgo en la intervención psicosocial. Daremos un paso atrás e intentaremos ver a qué nos referimos con el concepto de intervención social o psicosocial. Y terminaremos con algunos conceptos como diagnóstico social, profesional de referencia y prescripción social. Por el camino nos encontraremos con lo que considero dos amenazas: lo que he denominado hiperespecialización y lo que he dado en llamar hipercientifismo.
Así que si os apetece el menú, podéis seguir leyendo. Os aviso que voy a utilizar un lenguaje más divulgativo que académico. Creo que con la misma profundidad y seriedad, lo que perdamos en referencias lo ganaremos en ligereza.
DEL LIDERAZGO EN LA INTERVENCIÓN SOCIAL
Estoy convencido de que el Trabajo Social es la disciplina indicada para asumir el liderazgo de los procesos de intervención social, que si se realizan sin una dirección adecuada, lejos de solucionar las problemáticas que pretenden atender, las cronifican o empeoran.
Ante una problemática social de cierta complejidad (y es redundar en que todas lo son), es necesaria la intervención de toda una red de profesionales e instituciones formales de diferentes sistemas, en coordinación con una multiplicidad de actores en los ámbitos familiares y social.
Pero esta conjunción de fuerzas, por sí misma, no significa nada. La mera suma de las mismas no hace que la intervención social sea eficaz y que la problemática se solucione. Se requiere de una coordinación de las mismas, que se trabaje en la misma dirección y que se acuerden las estrategias más adecuadas.
Si no, la intervención social es una orquesta desafinada o un motor que chirría. Hace falta alguien que la dirija para que suene bien la melodía o alguien que le eche aceite para que todo ruede correctamente.
Esta función de liderazgo imprescindible para el correcto desarrollo de la intervención social corresponde al Trabajo Social y sin embargo, parece que hemos abdicado de la misma.
No profundizaremos ahora en las razones que han llevado a ello. Sin duda hay razones intrinsecas a nuestra profesión, enlazadas intimamente con multitud de factores ajenos a ella, sobre las que deberíamos hacer una reflexión seria. Tal vez en otro momento lo hagamos en este blog, aunque es un tema que ya hemos apuntado en otras ocasiones. Mientras, nos quedaremos con la constatación de que el Trabajo Social no realiza dicha función y que la mayoría de las intervenciones sociales están caracterizadas por una crónica descoordinación, la ausencia de diagnósticos compartidos y la multiplicidad de estrategias frecuentemente contradictorias.
Esta función de liderazgo imprescindible para el correcto desarrollo de la intervención social corresponde al Trabajo Social y sin embargo, parece que hemos abdicado de la misma.
No profundizaremos ahora en las razones que han llevado a ello. Sin duda hay razones intrinsecas a nuestra profesión, enlazadas intimamente con multitud de factores ajenos a ella, sobre las que deberíamos hacer una reflexión seria. Tal vez en otro momento lo hagamos en este blog, aunque es un tema que ya hemos apuntado en otras ocasiones. Mientras, nos quedaremos con la constatación de que el Trabajo Social no realiza dicha función y que la mayoría de las intervenciones sociales están caracterizadas por una crónica descoordinación, la ausencia de diagnósticos compartidos y la multiplicidad de estrategias frecuentemente contradictorias.
A diferencia por ejemplo de los problemas médicos, donde, aún participando múltiples intervinientes, éstos suelen estar concentrados en unos contextos limitados con los que se relaciona el paciente, en lo social la diversidad de las fuerzas implicadas crece exponencialmente con el paso del tiempo, apareciendo progresivamente más y más actores, cada uno con su diagnóstico y estrategias.
Ante un problema social (el maltrato a unos niños, la violencia contra una mujer, las dificultades de alojamiento de una familia o de un dependiente...) la cantidad de personas e instituciones que se sienten legitimadas para opinar acerca de lo que está pasando y para realizar propuestas para solucionarlo, cuando no para intervenir directamente, es elevadísima.
Todo el mundo sabe qué hay que hacer, cuando hay que hacerlo y emite juicios sobre lo que han hecho o no otros profesionales o instituciones. La persona, familia, o grupos de éstas afectados por el problema comienzan a recibir múltiples opiniones, propuestas e indicaciones que en el mejor de los casos son bienintencionadas pero en muchos otros están supeditadas a diversos juegos de poder y agendas ocultas entre los intervinientes.
Wang me comenta que en su país tienen un proverbio que resume muy bien lo que queremos decir: "Cuando varios se ponen a caminar juntos, uno tiene decidir hacia donde van".
Ante un problema social (el maltrato a unos niños, la violencia contra una mujer, las dificultades de alojamiento de una familia o de un dependiente...) la cantidad de personas e instituciones que se sienten legitimadas para opinar acerca de lo que está pasando y para realizar propuestas para solucionarlo, cuando no para intervenir directamente, es elevadísima.
Todo el mundo sabe qué hay que hacer, cuando hay que hacerlo y emite juicios sobre lo que han hecho o no otros profesionales o instituciones. La persona, familia, o grupos de éstas afectados por el problema comienzan a recibir múltiples opiniones, propuestas e indicaciones que en el mejor de los casos son bienintencionadas pero en muchos otros están supeditadas a diversos juegos de poder y agendas ocultas entre los intervinientes.
Wang me comenta que en su país tienen un proverbio que resume muy bien lo que queremos decir: "Cuando varios se ponen a caminar juntos, uno tiene decidir hacia donde van".
Nos dejas con las ganas, Pedro.
ResponderEliminarEs un largo paseo, vayamos por etapas...
EliminarSigue cin ello, compañero ¿Delimitación de reserva de actividad? Estoy impaciente por leer los sigiisigui post .
ResponderEliminarAcertada reflexión.
ResponderEliminarAnte la cronificación, evaluación y replanteamiento, Para que fundamentan la evaluación previa (diagnóstiso).
El trabajo en red, tanto con profesionales como con otros actores, es una cuestión difícil que requiere como valor fundamental la humildad (reconocimiento de las limitaciones de uno y del saber del otro).
La cuestión del liderazgo en exclusiva al trabajo social, en mi opinión admite discusiones, lo veo más en función del vínculo posible de los y las usuarias con la figura profesional de referencia con las que colaboramos y que sea capaz de asumirlo.
Comparto contigo la idea crítica de la descoordinación en las intervenciones sociales, la falta de herramientas comunes y desde luego, me molesta sobremanera que todo el mundo se cree con autoridad para definir decidir la intervención social. Aquí creo que tenemos que asumir el liderazgo partiendo de diagnósticos serios y rigurosos, de direcciones de intervención bien definidas, usando lenguaje descriptivo de qué y cómo es el proceso en la persona esto es una cuestión objetiva, compartida por todos los intervinientes. después cada uno atenderá a su objeto de intervención específico dentro del itinerario de intervención diseñado.
A Wang lo vamos a fichar como consultor!!!!
Seguirem el curs de les teves aportacions!
ResponderEliminarWang me comenta que en su país tienen un proverbio que resume muy bien lo que queremos decir: "Cuando varios se ponen a caminar juntos, uno tiene decidir hacia donde van". Me encanta la ultima reflexión. Pero ahí va para otra reflexión.¿Como hacer que el profesional del T.S sea mejor respetado entre los equipos multidisciplinares, cuando en ocasiones están formados por otros profesionales donde su cuerpo teórico es una ciencia?, o en su caso son profesiones corporativistas y reconocidas académicamente. Difícil cuestión. El trabajo social en sus inicios se nutrió de otras ciencias sociales e más e incluso de términos paramédicos. Creo que eso es un precio a la larga que pagar... Falta cuerpo teórico autentico??
ResponderEliminarNo creo que el problema esté en que el Trabajo Social no sea una ciencia. Es una disciplina científica que se apoya en otras ciencias sociales (psicología, sociología...)para construir sus intervenciones y su cuerpo teórico. En ese sentido, no es muy diferente de la Medicina, por ejemplo. Tampoco es una ciencia como tal, sino que se apoya en otras (química, biología...) para desarrollarse. Así que lo del "cuerpo teórico auténtico" es más que discutible. Y más en los tiempos en que la transdisciplinariedad es una posición imprescindible para manejarse en las complejidades de la intervención social. Saludos.
EliminarApasionante. Si vemos la historia de la medicina se remonta a decenas de siglos. Nuestro corpus teórico básicamente podemos acordar que se remonta a la tan manida Mary Richmond que emerge de la práctica. Ahora con la aparición de los doctorados/as en TS y ES se comienza a construir teoría, a relacionar conceptos, a desarrollar herramientas de valoración, de segmentación. Comenzamos a dar contenido al método básico: valoración y diagnóstico, plan de caso (objetivos, actividades y todo calendarizado), seguimientos (diferenciando los tipos, contenidos y actividades en cada uno de ellos), la evaluación. Se comienzan a informatizar las informaciones pero no sólo orientadas a la gestión, también a la producción de conocimiento. Discutimos sobre el objeto del TS, la especificidad de nuestro trabajo. Esto va en la dirección de un "cuerpo teórico auténtico". En mi universidad inicial (UPNA) la formación es muy "sociologizada", se enseña mucha teoría y más relacionada con lo macro. Los profesores/as asociados/as tratan de enseñar cómo se hace intervención social y cada vez tenemos más información, más conocimientos. Precisamente estoy reflexionando para una entrada de blog sobre método básico, una herramienta que se ha desarrollado en Navarra para el programa de incorporación social.
EliminarExcelente debate, sobre todo que sea de lo profesional a lo académico.