El Gobierno de Aragón ha rectificado y ha incluido a los profesionales del Sistema de Atención Primaria de Servicios Sociales en la lista de profesionales esenciales a vacunar.
Por lo que acabo con esta entrada mis reflexiones sobre este proceso de vacunación, a través del cual he tenido la oportunidad de analizar algunas de las más profundas deficiencias de nuestro Sistema.
En lo que a mí respecta, me he vacunado dentro de mi grupo de edad, (a los que sabemos quien son Los Chiripitifláuticos nos están admitiendo ahora) y no, como esperaba, por mi condición de profesional esencial. Creía, iluso de mí, que el Sistema de Servicios Sociales iba a ser considerado de otra manera.
Bueno, al menos, algunos compañeros y compañeras más jóvenes verán reconocida su condición de profesionales esenciales, aunque sea de la manera tan tardía y descreída como el Gobierno de Aragón lo está haciendo. A mí ni siquiera me ha llegado esa magra y simbólica reparación.
Porque si algo me ha quedado claro con la pandemia y en especial con este tema de la vacunación es la extrema debilidad de la posición que ocupamos en la sociedad en general y en la política social en particular el Sistema de Servicios Sociales.
Un Sistema desorganizado, sin liderazgo ni guía, muy desprestigiado, residual. En demasiadas ocasiones ninguneado e invisibilizado y en algunas, como en ésta, maltratado y agraviado.
Creo que ese es el principal reto del Sistema, pues desde estas posiciones poco se puede aportar a la política social más allá de mantenernos en los papeles que al resto de actores les interesa que ocupemos.
Tener un Sistema de Servicios Sociales respetado y prestigioso es el único camino para ser útiles. Y obtener ese prestigio no depende tanto de que se reconozca lo que hacemos (de sobras es conocido por cualquiera que se interese) o de cómo lo comuniquemos. Sin negar que hay cosas que podríamos hacer mejor y que sin duda las podríamos contar de mejor manera, creo que conseguir ese prestigio pasa por una actitud digamos más “combativa”.
Hasta ahora hemos sido demasiado condescendientes con las pérdidas de respeto que hemos sufrido. Traicionados en muchas ocasiones por la pragmática, hemos asumido encargos extemporáneos y posiciones residuales que no nos han hecho ningún bien.
Estoy persuadido de que hay que incorporar posiciones mucho más claras de denuncia y hay que decir con claridad que no a muchos encargos y propuestas. Sé que nuestra dispersión y debilidad hacen difícil este camino, pero me parece que es el único posible en estos momentos.
En este
sentido, la rectificación del Gobierno de Aragón y la tardía incorporación como
profesionales esenciales a los planes de vacunación no me parece suficiente. Incorporación que estoy convencido de que si no nos ponemos a protestar todavía estaríamos esperando.
Los hermanos Malasombra |
Por ello no basta con la incorporación ahora. Hay que identificar quién se negaba a nuestra vacunación y qué argumentos utilizaba para ello. Del mismo modo que tenemos que saber que contraargumentos se han intentado y con qué intensidad.
Mi hipótesis es que se tomaron esas decisiones basadas en una mezcla de prejuicios, desconocimiento y prepotencia. Y que quien tuvo la oportunidad de influir en ellas se inhibió de una manera incalificable.
Poner en valor el sistema significa también pedir explicaciones al respecto. El silencio que hemos sufrido como respuesta a nuestras demandas hasta ahora (y la desconfirmación que significa) no puede continuar.
Incluirnos en los planes no repara el daño sufrido. Vernos relegados como profesionales ha sido sentir cómo lo que muchos hemos estado construyendo durante años (un sistema de atención social en Aragón) no era valorado y que la respuesta a los problemas que hemos dado durante la pandemia (en muchos lugares los únicos profesionales que hemos estado presencialmente atendiendo problemas hemos sido los de Servicios Sociales) no ha importado en absoluto. Eso es en verdad lo que hay que reparar.
La herida es profunda. Creo que una vacuna no va a curarla por completo, si no viene acompañada de otro tipo de tratamiento.
Que estaría bien que comenzara por algún tipo de disculpa…
* * *
Aprovecho para agradecer los apoyos sentidos durante este proceso por parte de usuarios, profesionales y amigos y también de quien se ha comprometido con el tema para que al final se corrigiese.
Una entrada muy acertada. Cada uno ha de responsabilizarse de lo que hace y, por supuesto, rectificar es de sabios. Estoy de acuerdo en que dicha rectificación tendría que comenzar con una aceptación del error y una disculpa.
ResponderEliminarNo es un asunto de vacunación. Es un asunto de dignidad.
EliminarHola!.es una oportunidad para unirse todos los profesionales de los servicios sociales en esa dignificación y ganar en seguridad en nosotras mismas
ResponderEliminarCreo que nuestra desunión
Eliminarno es el único ni el principal problema, pero es verdad que ser como el ejército de Pancho Villa tampoco nos ha beneficiado.