Seguro que os ha pasado alguna vez. El ordenador se atasca, va cada vez más lento, es incapaz de procesar los requerimientos que le hacemos en el teclado y... ¡zas!, llega un momento que no nos queda más remedio. ¡Apagarlo y comenzar de nuevo!
Pues justo estaba yo peleándome con el ordenador en uno de estos trances cuando Wang me observa y con esa flema china (cuasi-británica) que le caracteriza, me dice:
- Creo que no es sólo tu ordenador quien necesita un reinicio.
- Mira Wang, -le contesté-, que no estoy ahora para adivinanzas...
- ¿Conoces la historia del ave fénix?
- Pues claro que la conozco. Todo el mundo conoce la historia del ave fénix.
- Pero seguro que no la del ave fénix chino.
- No, Wang, -reconocí-, la versión china no. Pero seguro que vas a contármela...
"En China, -comenzó mi amigo- el ave fénix se llama Feng Huang. A diferencia del fénix europeo no necesita renacer, porque no puede morir ni por edad ni por heridas. Se trata de un ave sagrada, la más bella de todas las aves en China.
Nunca mata a un ser vivo, se alimenta de hojas y semillas e incluso lo hace con cuidado para no dañar a ninguna de las plantas.
Se trata de un ser compuesto de muchas criaturas, incluyendo el gallo, la golondrina, serpiente, tortuga, ciervo e incluso en algunas versiones tiene forma de pez. Se dice que la cabeza es el cielo; los ojos el sol; el lomo, la luna: las alas, el viento; las patas; la tierra y la cola, los planetas.
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Según la mitología china, el Huang Feng, junto con el dragón, el li, y la tortuga creó el mundo y ahora gobierna los cielos.
Curiosamente, aunque el Huang Feng es en sí misma dos pájaros, un macho y una hembra, el Feng Huang también se considera la pareja femenina del dragón macho. Se asocia con la emperatriz.
El inmortal Feng Huang vive lejos de los seres humanos y sólo aparece en los albores de una era de paz y prosperidad, o cuando un nuevo emperador benevolente nace. Así, la llegada de los Huang Feng es considerado un evento bendito y maravilloso."
- De acuerdo, Wang, tú ganas... -le dije-. ¿qué quieres decirme con esta versión de vuestro pájaro inmortal?
- No lo sé, pero me ha parecido que podías utilizarla como metáfora. Me acordé de ella cuando el otro día hablabas de que vuestro Sistema de Servicios Sociales estaba sentenciado.
- Muy bien, pensaré en ello. Pero ahora, déjame intentar arreglar este puñetero ordenador.
Y cual ave fénix, no tuve más remedio que reiniciar el ordenador. Y os he de confesar que, para mi sorpresa, desde entonces funciona.