Esta entrada es una de esas en las que no tengo nada claro. Sensaciones, ideas y reflexiones se entremezclan en un dificil crisol del cual, con el fuego de la escritura, espero que salga algo aprehensible.
El tema de mis elucubraciones tiene que ver esta vez con la vida de ese sector de personas y familias especialmente desfavorecidas, que acuden a nuestros servicios sociales en busca de una mejora de sus condiciones socioeconómicas.
He hablado en muchas ocasiones en este blog sobre la incapacidad de nuestro sistema de servicios sociales para proporcionar una mejora sustancial en esas familias, así como lo ineficaces e inadecuadas que son la mayoría de las prestaciones, mayoritariamente económicas, que manejamos. No reiteraré ahora este tema, ni en lo que considero su causa principal, la ausencia de una política social integral sobre el problema.
Mis reflexiones hoy van más bien por alguna de sus consecuencias. Y creo que una de las principales es que se condena a estas familias a sobrevivir. La supervivencia se convierte en el objetivo último y prioritario de estas personas y familias. No hay futuro, ni proyecto de una vida digna. Todo eso queda mutilado y se interioriza en ellas que lo único posible es aguantar y resistir.
Y así los servicios sociales nos encontramos ante la difícil tesitura de convertirnos en unos instrumentos más de todos lo que estas personas utilizan para esta supervivencia. Para solucionar las necesidades más básicas, tal vez hoy un amigo o un familiar les preste dinero, cobijo o comida... tal vez logre realizar una chapuza o trabajo precario que aporte un dinero... tal vez la trabajadora social de alguna administración o entidad le pague la factura de comida o luz... tal vez durante unos meses pueda percibir una prestación económica...
Todas esas cosas, no puede ser de otra manera, se convierten en la fuerza vital de estas personas. El objetivo es la propia supervivencia, pues se ha asumido que nada más es posible. Es perder el tiempo y la esperanza pensar en otras cosas que puedan hacer que se supere esa situación. Es mucho mejor pensar en cómo se va a sobrevivir hoy.
Y en este sobrevivir hoy los servicios sociales somos un instrumento más. Así, nuestras prestaciones no son percibidas como un medio para salir de una situación desfavorable. Son el objetivo en sí mismas. Y la función se convierte en problema.
Son las consecuencias de estar condenados a una vida sin proyecto ni futuro. Personas de segunda clase, que no importan. Una vez interiorizado esto, es muy dificil cualquier otro tipo de planteamiento y hará estéril cualquier otro tipo de ayuda, dirigida a otra cosa que no sea colaborar con esa supervivencia, que pudiera proporcionárseles.
Pero, como decía al principio, todo esto no son más que elucubraciones. En las que pienso cada vez que salen noticias, o políticos y técnicos de nuestro sistema, presumiendo de haber desarrollado no sé que prestación o programa con los que han conseguido que la gente sobreviva.
Si no entendemos que todas esas medidas son fracasos, es que estamos asumiendo también lo mismo que los destinatarios de las mismas. Que sólo se merecen sobrevivir.
No deberíamos felicitarnos por ello.
No lo tengo claro Pedro...siempre he pensado que las prestaciones son instrumentos que utilizamos para conseguir cambios en las personas que les capacitan y les proporcionen mejores oportunidades. Es cierto que últimamente también percibo esa desesperación en las personas,esa sensación de buscar la ayuda como objetivo único...no se plantean otro,no ven posible otro...yo lo interpreto como falta de esperanza...cierto falta de proyecto vital...pero imagino que que Máshow tiene razón de nuevo y lo primero es sobrevivir.....
ResponderEliminarTristemente, estamos en una época de incertidumbres, dudas y desesperanzas... Pero estoy convencido de que cuanto antes asumamos el fracaso de nuestro sistema y nuestras prestaciones, antes podremos comenzar a cambiar algo. Gracias por tu comentario.
EliminarLa idea de pensar en el Fracaso del sistema me "gusta" (me gusta como posibilidad de salir del bucle donde estamos metidas), el problema es que quien lo debe dar como fracasado e intentar otras soluciones el la comunidad política, mientras en el día a día, seguiremos meneando papeles y mini parcheando. Eso sí tengamos claro al menos mantener un alto respeto hacia las personas y una gran humildad, a veces , con eso ya estamos haciendo mucho por evitar la deshumanización.
ResponderEliminarAhora que ando releyendo leyes, me planteo de dos cosas:
1.- sobre los papeles en general y con matices son buenas y con ellas se podría hacer el desarrollo de las mismas de otra manera. (obviando la idea de la falta de una ley Estatal, claro)
2.- No habría alguna manera de denunciar a los gobiernos ( estatales, autonomicos y locales) por incumplimiento o por malas prácticas. El sistema maltrata, eso seguro.
Gracias por comentar. Lo de las leyes... ¡buf! Creo que en general son bastante deficientes y erradas, muy preocupadas por el control y con evidentes deficiencias técnicas para conseguir los objetivos que parecieran pretender. Saludos.
EliminarEstoy de acuerdo pero muy influido por el empleo precario y la falta de futuro para los jóvenes. No es sólo un problema de servicios sociales.
ResponderEliminarTal vez tengas algo de razón, no sólo es un problema de nuestro sistema. Pero he presenciado dinámicas parecidas a las actuales cuando había un mejor nivel de empleo y (parecía) un mejor futuro para los jóvenes.
Eliminar