Wang acaba de volver de China. El otro día le acompañé a realizar unas gestiones sobre su permiso de residencia y sorprendido, se paró ante un cartel que ponía "Departamento de derechos sociales". Comparando con su país, le extrañaba la frecuencia con la que aquí se habla de derechos sociales. Así que me preguntó qué entendíamos nosotros por esa terminología.
Efectivamente, es una terminología muy en boga. Tanto, que está progresivamente desplazando a otras que ahora son denostadas y que se referían por ejemplo a prestaciones, recursos y servicios sociales (antigüedades varias, vaya...). Así que, ante las dificultades de explicar con claridad a mi amigo que són eso de los derechos sociales, decidí recurrir a una imagen de mi infancia para hacerlo.
“Una casa de pueblo. Detrás de ella, un corral cercado por varias
verjas. Mi tía abuela (una mujer vestida siempre de negro y una sempiterna
sonrisa en el rostro) entrando en ese corral con un cubo en la mano izquierda.
El cubo estaba lleno de semillas de maiz y granos de trigo y una vez en
el corral la mujer hundía su mano derecha en el cubo. Con un movimiento
circular, esparcía un gran puñado de granos al aire, que por un momento
quedaban suspendidos en el mismo, como si fuesen una nube amarilla, antes de caer
al suelo.
Justo en ese momento, un enjambre de gallinas salían (no se sabía muy
bien de dónde) y comenzaban a picotear esos granos en el suelo, mientras mi tía
abuela seguía lanzando nuevos puñados.
Las gallinas, alborozadas y empujándose unas a otras (en régimen de concurrencia competitiva, lo llamaríamos ahora) picoteaban con fuerza el suelo, intentando tragar con rapidez la mayor cantidad posible de granos.
Yo solía presenciar la escena con una mezcla de interés y nerviosismo.
Había algo de hipnótico en el picotear de esas gallinas, arrebatándose los
granos unas a otras y corriendo de un lado a otro del corral, siguiendo los
regueros que los puñados lanzados creaban.
Había gallinas fuertes y poderosas que conseguían ocupar un buen
espacio y se daban un buen atracón de comida. Otras, corriendo nerviosas en
zigzag, tan apenas acertaban a picotear algún grano de vez en cuando. Algunas
tenían suerte y los granos caían justo donde estaban ellas. Otras cuando
llegaban a los granos tenían que conformarse con las sobras que habían dejado
las demás.
Cuando el cubo se acababa y los puñados cesaban, el corral volvía a una
extraña quietud y poco a poco, como canicas rebotando en una caja, las gallinas
iban moviéndose más lentamente hasta que se quedaban quietas, cada una en su
lugar.”
Cada vez que oigo hablar del
enfoque de derechos sociales, no puedo evitar rememorar esa imagen. He tenido
la oportunidad de presenciar la política social que se ha ejecutado en nuestro
país desde diferentes posiciones ideológicas y creo que todas, sin excepción,
responden a este modelo.
No salgo de mi asombro cuando
contemplo la cantidad de convocatorias de ayudas, subvenciones y prestaciones
que se lanzan al aire sin orden ni concierto, condenando a que las gallinas se
espabilen y estén prestas a hacerse con los granos.
Unas veces el cubo está más o
menos lleno que otras, pues es en lo que suelen diferir principalmente las
ideologías. Bueno, en eso y en el portador del cubo. Unas piensan que debe ser
el dueño del corral (llamémosle la iniciativa pública) y otras que debe ser
gente de fuera quien lo aporte (llamémosle iniciativa privada).
Y sin cuestionar el modelo, nos
hemos puesto de acuerdo en denominar algunas cosas:
Si es la iniciativa privada la que porta el cubo y los
granos son escasos lo llamaremos caridad o solidaridad. Si es la iniciativa pública y el cubo
está medio lleno (el número de gallinas es irrelevante) lo llamaremos derechos
sociales. Y entre medio, distintas combinaciones en función de la pericia (o
malicia) de quien lanza los granos para llegar mejor a unas gallinas que a
otras (a las más débiles, a las más rollizas, a las que mejores huevos
pongan…).
Nunca me terminó de gustar en mi
infancia la imagen de las gallinas. Y cada vez que oigo hablar a nuestros
gobernantes de derechos sociales y veo como los desarrollan entiendo mejor por
qué.
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