Estoy de obras en mi casa. Ya tiene unos cuantos años y necesitaba algunas reformas, entre ellas, la fontanería. Y mis conversaciones con albañiles y fontaneros me han sugerido unas cuantas reflexiones que me vais a permitir que comparta con vosotros.
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Pues lo dicho. Entre presupuestos, imprevistos y las vicisitudes propias de una obra, he podido hablar con los profesionales que la están haciendo de muchos temas. Naturalmente uno de ellos ha sido sobre la política y sobre la crisis económica. Tema recurrente, en el que estos amigos me contaban lo mal que lo están pasando para intentar sobrevivir, la radical reducción de personal que han tenido que hacer en sus pequeñas empresas, las dificultades y trabas administrativas que tienen que solventar cada día y la cantidad de familiares, compañeros y conocidos a los que la crisis ha expulsado del mundo del trabajo y del empleo.
Yo les contaba que en mi sector (funcionario, -con perdón y sin más especificaciones-, que uno a veces es muy prudente...), pasaba algo parecido. Recortes de personal, compañeros que se quedan en el camino y en general, dificultades cada vez mayores para realizar el trabajo. Y no es que no me creyeran, que sí que lo hacían, pero se quedaban pensando como si las dificultades que yo les contaba no fueran comparables a las suyas.
Venían a argumentarme que, aunque la situación fuese difícil para todos, al fin y al cabo su trabajo era mucho más penoso que el mío. A diferencia de mí, ellos no tenían un salario asegurado a fin de mes, ni las tardes libres, ni el cómodo trabajo de oficina que me atribuyen. El fontanero además me contaba algunos trabajos, ciertamente penosos e incómodos, que frecuentemente tiene que realizar.
http://www.flickr.com/photos/luisus_d/5347672983/ |
Y sobre la penosidad en mi trabajo... Ahí sí que hubiese tenido difícil la argumentación, porque los riesgos psicosociales del trabajo están infravalorados respecto a los físicos. Porque a nosotros, los que nos dedicamos a la intervención psicosocial, nos pasa igual que a los fontaneros. Nos toca frecuentemente "mojarnos" y embarrarnos (tenemos que tomar partido ante muchas desigualdades e injusticias sociales, bien concretas); tomamos contacto con realidades sucias y desagradables (maltratos, violencia, desamparos, negligencias, conflictos, miseria...); a menudo nos vamos a casa cansados y en ocasiones muy heridos (con esas heridas que presenciar el sufrimiento ajeno y las injusticias te dejan en el alma).
"Malos tiempos para tener una fontanería", oí que le decía a Wang mi fontanero.
"Sin duda", pensé yo.
"Malos tiempos para tener una fontanería", oí que le decía a Wang mi fontanero.
"Sin duda", pensé yo.
Hola Pedro,
ResponderEliminarqué complicado es que la gente entienda lo que hacéis los trabajadores sociales. Hay muchos que piensan que trabajar en despacho es vivir del cuento.
No sé dónde leí que se estimaba sustituir a un 10% de los funcionarios que se jubilan. Espero y deseo que no os echen, ni a los trabajadores sociales ni a ningún funcionario. Como empiecen a echar funcionarios, no me imagino en qué se va a convertir este país.
Saludos
Gracias por comentar, Carolina. Hoy todo lo que huele a público está denostado y desprestigiado. El "rey mercado" impone su ley, lo privado y lo individual manda. Saludos.
ResponderEliminarExcelente post!
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