Hoy esta entrada es una de esas en las que no sé si voy a ser capaz de transmitir lo que llevo en la cabeza. Al menos, sin liarme demasiado. Lo cierto es que unos sucesos recientes, que no vienen al caso, me han hecho reflexionar sobre algunos aspectos de las relaciones de ayuda.
Creo que el título que le he dado a la entrada os sugerirá por donde van estas reflexiones que os comento. Van en torno a las relaciones de ayuda, a las cuales definiremos, simplificando mucho, como las relaciones que se establecen entre seres humanos, en cuanto a seres sociales, para satisfacer sus necesidades.
Como artificio para mi análisis, voy a dividir las relaciones de ayuda en tres tipos. La relación de ayuda profesionalizada, la relación de ayuda espontánea y la relación de ayuda que he llamado "híbrida".
- La relación de ayuda profesionalizada en un instrumento para la intervención social. Como intervención profesional está sujeta a unas reglas, unos marcos teóricos y unos límites institucionales, que la contienen y en virtud de los cuales adquiere sentido.
- La relación de ayuda espontánea nace de la condición social del ser humano. En ella, unas personas proveen a otros de los recursos o ayuda que les es necesaria ante diversas necesidades o adversidades. Constituyen las muestras de solidaridad y de ayuda mútua que se han dado siempre en todas las sociedades.
Con ambas relaciones de ayuda las cosas están bastante claras. Al fin y al cabo podríamos decir que la primera es la forma pública de la segunda, que se desarrolla en el ámbito privado y se organiza socialmente en aras de una mayor eficacia, bien ante la complejidad del problema o bien como consecuencia de su extensión. La historia del Trabajo Social y sus antecedentes está llena de ejemplos de este tipo.
Las que me preocupan especialmente son las relaciones de ayuda que denomino híbridas, que tanto veo proliferar ultimamente. En ellas se sale del ámbito privado y se utiliza una relación de poder, de prestigio o económica para desarrollar una relación de ayuda pública pero fuera de los marcos y reglas profesionales.
El análisis, la hipotetización, el diagnóstico, la evaluación, la planificación, el trabajo en equipo, la intervención en red, el proceso... son todos elementos de la intervención social en los que se basa la relación de ayuda profesionalizada.
Son los elementos que se obvian en esas relaciones híbridas que por ejemplo encontramos con mucha frecuencia en la política o en la iglesia. Ya he hablado en otras entradas de las variadas motivaciones que llevan a las personas en estas instituciones a realizar este tipo de actuaciones: desde la buena voluntad hasta graves carencias narcisísticas. Es lo de menos. Lo importante es el resultado de esas intervenciones públicas, desarrolladas al margen de las estructuras que la sociedad ha creado para realizarlas.
En esta sociedad posmoderna y neoliberal, donde lo individual está consagrado por encima de lo colectivo y lo público es desprestigiado en beneficio de lo privado, estas actuaciones están convirtiéndose no ya en excepciones, sino en el modelo propuesto.
El análisis, la hipotetización, el diagnóstico, la evaluación, la planificación, el trabajo en equipo, la intervención en red, el proceso... son todos elementos de la intervención social en los que se basa la relación de ayuda profesionalizada.
Son los elementos que se obvian en esas relaciones híbridas que por ejemplo encontramos con mucha frecuencia en la política o en la iglesia. Ya he hablado en otras entradas de las variadas motivaciones que llevan a las personas en estas instituciones a realizar este tipo de actuaciones: desde la buena voluntad hasta graves carencias narcisísticas. Es lo de menos. Lo importante es el resultado de esas intervenciones públicas, desarrolladas al margen de las estructuras que la sociedad ha creado para realizarlas.
http://www.flickr.com/photos/jmube/5256610207/ |
Es una forma más del desmontaje del Estado de Bienestar que estamos sufriendo. Y es triste que a veces los profesionales colaboramos con ello: cada vez que no somos lo suficientemente rigurosos y respetuosos en nuestra intervención, cada vez que preferimos refugiarnos en nuestra individualidad y no construir la intervención en un proceso compartido y consolidando las estructuras existentes. Cada vez que no denunciamos ni nos oponemos a esas formas de ayuda híbridas que estamos viendo crecer a nuestro lado.
Entonces, sin advertirlo, nos estamos convirtiendo en unos más de esos francotiradores y paracaidistas de la ofensiva contra el Estado del Bienestar.
Entonces, sin advertirlo, nos estamos convirtiendo en unos más de esos francotiradores y paracaidistas de la ofensiva contra el Estado del Bienestar.
Es que en los servicios sociales públicos no os dejan trabajar. Ya solo falta que os quiten la mesa y la silla del despacho. Entonces surgen los híbridos, que como no les piden dinero, pues son los que interesan. Qué pena...
ResponderEliminarSencillamente, has dado en el clavo... Estamos en una situación extraña, convulsa, estamos simplemente perdidos (algunos más que otros...). Estamos en una tensa y complicada espera sin saber a donde dirigirnos.
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