Por su condición de extranjero, Wang está siempre muy atento a los fenómenos de inmigración, extranjería o refugio que se producen en nuestro entorno. Y todo el baile que se está produciendo en torno a las medidas de asilo para los refugiados sirios le tiene más que preocupado.
"Enfadado", me confesaba el otro día, mientras leía la noticia sobre los primeros refugiados que han llegado a España. Yo coincidía con él en la lamentable postura de nuestro gobierno ante este tema y que, varios meses después de que se comenzase a tomar conciencia con el problema (foto de niño ahogado mediante), ha desembocado en la increible cifra de doce refugiados acogidos por nuestro país. Enlace.
Para mí, y así se lo explicaba a mi amigo chino, todo lo sucedido en estos meses con este tema no es casual. Responde a una serie de razones estructurales e ideológicas de nuestra sociedad, y por tanto, de nuestros gobiernos. Y en este sentido, más que una excepción, constituye una pauta de funcionamiento sobre los problemas sociales.
En primer lugar la ideología neoliberal que impregna toda nuestra sociedad y nuestra política tiene una incapacidad manifiesta para identificar el sufrimiento humano. Del mismo modo que el depredador no se preocupa del sufrimiento de sus víctimas, símplemente se las come. Es la ley de la selva, los fuertes sobreviven y los débiles no.
Desde ahí, todas las situaciones en que las personas sufren no son objeto de preocupación política y por tanto no se arbitrarán las medidas necesarias para solucionarlas, a pesar de que haya recursos más que suficientes para ello. Como mucho, lo hará desde la caridad o la conmiseración, en lo que no es más que una revictimización o instrumentalizacion del sufrimiento. No desarrollaremos más este tema, pues ya lo hemos hecho en numerosas ocasiones en este blog.
Digamos como resumen que la empatía no es uno de los puntos fuertes de la ideología neoliberal.
La incapacidad para integrar el sufrimiento es lo que explica que fenómenos como el de la pobreza, la violencia contra la mujer o contra la infancia, o este mismo de los refugiados, no sean adecuadamente abordados por nuestros gobernantes. Y es lo que hace que, en vez de medidas estructurales y profundas, se opte por medidas coyunturales y reactivas, a todas luces insuficientes e ineficaces para resolver los problemas que pretenden tratar.
En consecuencia con esta línea ideológica, sobre los problemas sociales se da una especie de pauta general que voy a desgranar.
https://www.flickr.com/photos/h-k-d/4635702361 |
Todo comienza con una toma de conciencia falsa sobre el problema. Ya sabíamos que existía, pero mirábamos para otro lado hasta que un suceso dramático nos lo pone delante de los ojos. La foto del niño sirio es algo paradigmático, de la misma manera que lo son otras luctuosas noticias. La madre que tira a su bebé recién nacido a la basura, el hombre que mata a cuchilladas a una mujer, el desahucio de una familia con niños, una dependencia o discapacidad especialmente penosa... La cuestión es que una noticia concreta moviliza a la sociedad en general y llama la atención sobre un problema más general.
Lo que viene invariablemente a continuación es la implementación por parte de la sociedad de respuestas asistenciales, (unas veces necesarias, otras no tanto, muchas veces irreflexivas y a veces contraproducentes). En algunas ocasiones, esta respuesta viene acompañada de una denuncia para que la administración y sus gobernantes solucionen el problema, lo cual en el mejor de los casos sólo servirá para que se incrementen más respuestas de corte asistencial.
Tras esta explosión de la ciudadanía condolida por el problema, pasado un tiempo comenzarán a surgir voces que intentarán justificar la inacción: tal vez los refugiados no lo sean tanto y nos encontremos ante peligrosos terroristas..., tal vez los pobres a los que estamos ayudando nos están engañando y sólo son unos vagos que pretenden vivir a costa de los demás..., tal vez esa mujer ha presentado una denuncia falsa por violencia para obtener ventaja...
Tal vez... pero al final, algo de todo eso queda. Y se ralentiza, si es que se estaba poniendo en marcha, algún tipo de respuesta estructural.
Mientras, la sensibilización ciudadana se va diluyendo, se satura la capacidad de denuncia y de respuesta y los medios ofrecerán pronto otra noticia que, a modo de carnaza, hará que dejemos la anterior.
En resumen. De los miles y miles de refugiados que íbamos a acoger en nuestro país, de momento sólo han llegado doce. Y hay siete que han rechazado venir con nosotros.
Aún hay gente que no se lo explica. Miedo me da Wang, con el cabreo que lleva, cuando dice que él se ofrece a explicárselo...
Mejor explicado imposible, Pedro, suscribo tus palabras, muy didácticas. Un abrazo.
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