jueves, 10 de diciembre de 2015

Estrategias

Llegan las elecciones generales del día 20. Pero tranquilos, que no voy a venir yo ahora a reflexionar más sobre ellas. Que bastante estamos teniendo con los debates y los variados actos políticos con los que los partidos y candidatos nos muestran sus propuestas e intentan conseguir nuestro voto.


Y ya somos todos mayorcitos para saber qué tenemos que hacer. Ir o no ir a votar y, en su caso, a quién. Por mi parte, y en esta ocasión, me abstendré de recomendaros nada al respecto. Son tan sólo (nada más y nada menos) unas elecciones. 

Un momento histórico, dentro de otros, donde se va a escenificar una batalla de esta guerra entre los poderosos y los desposeídos. Después, la guerra seguirá y tendremos otras batallas (muchas cotidianas, algunas extraordinarias) para alinearnos con el bando que queramos.

Como trabajadores sociales, tenemos claro el bando en el que luchamos. No creo que haya mucha discusión al respecto. En cuanto a las estrategías... ahí ya diferimos.

Llevo ya bastante tiempo observando cómo en las redes sociales y fuera de ellas toma fuerza una corriente de opinión en la cual se defiende que el Trabajo Social debe tener una especie de "presencia pública colectiva" y que entiende que es a través de esa presencia como ha de ejercerse la función de reforma o cambio social que tiene nuestra profesión.

Personalmente no tengo nada en contra de esta postura. Al contrario, en ocasiones me ha parecido necesaria esa presencia pública. Con lo que no estoy de acuerdo es que se considere como la única alternativa. Creo que hay muchas otras maneras, igual de legítimas, para que como trabajadores sociales ejerzamos esa función de reforma. Desde nuestros propios puestos de trabajo, desde el asociacionismo, desde las estructuras colegiales, desde nuestra participación en partidos políticos, sindicatos o movimientos sociales...

Pero veo con demasiada frecuencia cómo se juzga desde dentro a nuestra profesión en virtud de lo que llamamos "movilización". Bajo diferentes formas (salir a la calle, visibilizar la profesión, protestar, reivindicar, denunciar...) se entiende que todo ello sólo puede ejercerse desde esas acciones públicas colectivas. Y si no se realizan, acusamos a nuestra propia profesión de pasividad, inmovilismo, acomodación, insensibilidad... cuando no de estar actuando inadecuadamente.

En este sentido, me parece que a veces tenemos una profesión un tanto "cainista" y a veces echo en falta un poco más de valoración y respeto a las múltiples posturas y estrategias que conviven en ella.

No hace mucho, los compañeros del grupo de facebook "Corriente crítica Trabajo Social" nos hacían llegar un fragmento del discurso de apertura de la XIX Conferencia Mundial de Trabajo Social de la FITS en 2008, realizado por José Paulo Netto.

"No es la tarea de una profesión subvertir el orden establecido (…) No somos el Mesías, ni proclamamos de ninguna escatología social. Somos, tan solo, profesionales especializados, inscritos en la división socio-técnica del trabajo, como todos los asalariados (…) sin embargo, en donde existe la demanda de concretización de los derechos se pone nuestra agenda de trabajo, [lo que nos ubica] en una contingencia [que facilita la] comprensión del significado Social de nuestra intervención profesional. Entonces, descubriremos que nuestra acción profesional se desarrolla como uno de los múltiples hilos de la trama social, igual de tensa y contradictoria.
La respuesta profesional a esta tensión y a esta contradicción, no es tarea individual (...) depende de la construcción de un proyecto profesional que refracte, reflecte y recree (desvele) los intereses corporativos que conflictuan con la sociedad [en su conjunto], pasando a dinaminzar nuestras concepciones y nuestras prácticas. Y sólo el debate colectivo, el intercambio de conocimientos y el choque de ideas, pueden viabilizar tal proyecto"

Me parece un buen texto para comenzar a reflexionar el día 21 sobre como situarnos como profesión en ese entramado social, complejo, tenso y contradictorio, que se va a configurar tras las elecciones, suceda lo que suceda.

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