miércoles, 1 de febrero de 2017

Las leyes de Newton y la atención a la pobreza.



Conceptualizando…

Sobre Pobreza y Exclusión social se ha escrito mucho. Dos realidades diferentes, pero con una mutua interacción. Hay multitud de artículos académicos que hablan de ello, desde cómo medir ambas dimensiones hasta los factores que influyen en la aparición, mantenimiento y superación de cualquiera de ellas, pasando por la interinfluencia que las dos mantienen.

Pero el ámbito académico, en muchas ocasiones, está demasiado alejado del mundo real, entendiendo como tal la percepción y explicación que de ambas realidades tiene la población general, al menos la gran mayoría de ella.

Para estos efectos, vamos a definir que la pobreza vendría marcada por la carencia económica, mientras que la exclusión social se habrían deteriorado además otros procesos, mayoritariamente relacionales y convivenciales.

En una simplificación (excesiva sin duda, por mi parte) podríamos decir que pobreza sería análoga a necesidad económica y que exclusión social sería equivalente a deterioro relacional. Del mismo modo podríamos decir que en la exclusión social incluye la pobreza, así que la definición sería de carencia económica más deterioro relacional.

           
…y explicando.
Pero además de esta conceptualización general, hay otras que están influyendo en la situación. Me refiero a la explicación que se da a los fenómenos y, como consecuencia de ambas, las propuestas para abordarlos o atenderlos.

               En cuanto a la explicación del fenómeno es universal y casi de Perogrullo. La gente está en estas dos situaciones debido a que no tienen dinero. Y no tienen dinero porque no tienen trabajo. Y no tienen trabajo porque… (y aquí las versiones en la población general ya difieren un tanto):
  •         …no hay trabajo (así la atribución de la situación es en el fondo externa, y la responsabilidad recae en las condiciones socioeconómicas generales)
  •      …son unos vagos y no quieren trabajar (donde la responsabilidad de la situación recae en el sujeto y en sus actitudes)
  •    …tienen dificultades y carencias para encontrar trabajo (donde la responsabilidad y la atribución también es interna, esta vez en las aptitudes del sujeto).
Estas tres hipótesis, en diferentes combinaciones y porcentajes, conformarán la explicación que el observador da a la situación, dependiendo básicamente de la ideología del mismo. Pero en el fondo, no son sino matices dentro del amplio consenso explicativo.

               Este consenso tan generalizado en la conceptualización del fenómeno y las coincidencias en su explicación es importante, pues determina cómo la población considera que debe atenderse el mismo. Y ello se va a reflejar luego en las diferentes formas de atenderlo que se implementan tanto por la sociedad civil como por el Estado en su política social.

¿Y entonces, los servicios sociales?
               Pues ahora llegamos a ellos. Como consecuencia de esa percepción y consenso que he explicado, y mucho más allá de las definiciones que en leyes o normativas podamos hacer, los servicios sociales son los encargados de solucionar las situaciones de pobreza.

               Porque esa es la misión que se nos ha atribuido: atender la pobreza. Y en consecuencia con la explicación predominante, eso hay que hacerlo prioritariamente con dinero. Hay que transferir renta a esas capas pobres de la población, lo cual se consigue mediante dos formas: creación de empleo y prestaciones económicas; la primera, se considera que no es de nuestra competencia (los hados de la macroeconomía, en la que tanto está trabajando nuestro gobierno, son los que mágicamente los crean), por lo cual la respuesta predominante para la pobreza son las prestaciones económicas.

               Tenemos por tanto la ecuación completa.
  •  La situación de POBREZA viene determinada únicamente por la carencia económica
  •  Se debe atender en SERVICIOS SOCIALES
  •  Mediante prestaciones económicas, esto es, DINERO. 


Esta ecuación vendría a ser el equivalente a las Leyes de la Gravitación Universal de Newton. Son indiscutibles. Y aunque sean leyes que han sido superadas por otros desarrollos posteriores, son las que en la práctica y para lo cotidiano aplicamos.

Sin embargo, su uso reiterado nos ha traído algunos problemas. Aunque parezca funcionar, es probada su ineficacia. Las situaciones de pobreza y exclusión social no dejan de incrementarse y agravarse. Por otro lado, estas respuestas asistenciales colaboran, en demasiadas ocasiones, más con la cronificación de las situaciones que con su superación. Por no hablar de la posición de muchos profesionales, teniendo que realizar únicamente funciones burocráticas en un contexto evaluativo en el que quedan relegadas otras funciones técnicas.

Y además de problemas, alguna paradoja. En muchos sectores profesionales se rechaza el planteamiento de la ecuación, al mismo tiempo que se da por buena, atribuyendo  su mal funcionamiento a la insuficiente magnitud del último componente: el dinero. Como decían los hermanos Marx, “Más madera, es la guerra”.
                      
Deconstruyendo la ecuación.
Determinar cuándo una familia se encuentra en situación de pobreza no requiere demasiada técnica. No deja de ser, como decimos, un contexto evaluativo bastante sencillo. Pero si pretendemos averiguar por qué, la evaluación puede complicarse.

En el fondo se trata de hacer un diagnóstico tanto sincrónico como diacrónico, de las circunstancias que han llevado a esa persona o familia a esa situación. Y como todo proceso diagnóstico las tareas que requiere son ciertamente complejas y requieren de su tiempo. Tiempo y complejidad que chocan frontalmente con el encargo social de responder con rapidez a situaciones que ya están evaluadas y diagnosticadas simple y linealmente.


Para la primera deconstrucción propongo por tanto la disyuntiva entre evaluación vs. diagnóstico, acompañadas de las disyuntivas simple vs. complejo e inmediatez vs. proceso.

En segundo lugar tenemos la posición de Servicios Sociales, en cuanto al Sistema que debe atender las situaciones de pobreza. He reiterado en muchas ocasiones en este blog mi posición al respecto. Tanto pobreza como exclusión social son responsabilidad de todos los Sistemas de Protección Social.

Sólo una política social integral sobre el problema lo abordará con eficacia y cada uno de los sistemas, desde el de vivienda y el de empleo, hasta el de servicios sociales o el prácticamente inexistente de garantía de rentas, pasando por los de sanidad y educación (sí, también éstos…) deben articular y priorizar programas, servicios y prestaciones para estas situaciones.

Por ello, la segunda deconstrucción estaría en el foco servicios sociales vs. política social, que incluye la dinámica entre residual vs. integral.

Y llegamos por fin a la tercera. El dinero, como dice el refrán “poderoso caballero…”. Es una obviedad que si el nivel de renta es lo que determina la situación de pobreza, incrementar el dinero disponible es imprescindible para superar la misma. Esa transferencia de dinero debería hacerse mediante el Sistema de Garantía de Rentas, un sistema todavía por construir y definir, que debería implementar prestaciones (cuanto más universales e incondicionadas, mejor) que incrementaran los niveles de renta de la población, entre ella los más vulnerables. Transferencia en la que el Sistema de Servicios Sociales tiene poco o nada que hacer.

Pero a pesar de ello, aunque esa transferencia se hiciese, seguiría habiendo personas y familias cuyas condiciones de vida seguirían siendo análogas a las de la situación de pobreza o a las de la exclusión social. Multitud de condicionantes, de orden interno o externo a la familia, explican estas situaciones en las que volvemos al primer punto. Es necesario un detallado, complejo y cuidadoso análisis y diagnóstico de las mismas.

Diagnóstico para  el que tiene sentido la intervención del Sistema de Servicios Sociales y tras el cual deberá implementar las medidas correspondientes, bien prestaciones económicas (las menos de las veces) o bien programas y servicios de enfoque convivencial y relacional (imprescindibles y necesarios en la mayoría de ellas).

La tercera y última deconstrucción tiene que ver por tanto con el contínuo dinero-servicios relacionales y con el de indicación o universalidad.

               Como resumen:

EJE
DIALECTICA
CONCEPTUALIZACION
EVALUACION
vs.
DIAGNOSTICO

SIMPLICIDAD
vs.
COMPLEJIDAD

INMEDIATEZ
vs.
PROCESO
SISTEMA
SERVICIOS SOCIALES
vs.
POLITICA SOCIAL

RESIDUAL
vs.
INTEGRAL
MEDIDAS
DINERO
-
SERVICIOS RELACIONALES

INDICACION
vs.
UNIVERSALIDAD

              
A modo de conclusión
La lucha contra la pobreza y la exclusión social requieren no sólo de una transferencia de renta hacia los sectores más empobrecidos de la sociedad. Es necesario una nueva reformulación integral de toda la política social, en la que es necesario además abordar y definir un nuevo papel para el Sistema de Servicios Sociales, siendo conscientes de que esa nueva reformulación y definición requiere de paradigmas distintos a los implantados en la sociedad.

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