Una de mis guías para mi vida personal y profesional es recordar que la delgada línea que separa una vida de cierto confort y bienestar de una vida llena de desgracias y penurias se encuentra mayoritariamente compuesta del azar y de condiciones externas.
Tener por ejemplo una vivienda segura, agua caliente y comida suficiente son privilegios que no todo el mundo tiene y para los que gozamos de ellos no hemos tenido más merito que nacer rodeados de unas circunstancias que nos han permitido acceder a los mismos.
Nacer en una familia que te quiera o que te maltrate, crecer rodeado de libros o de violencia, dormir caliente o a la intemperie... son por ejemplo las únicas cuestiones que marcan la diferencia entre unos seres humanos y otros.
Por eso me indigna la criminalización que se hace de las personas que se encuentran en situación de pobreza, o las políticas de rechazo a los refugiados o inmigrantes. ¿Desde qué superioridad moral se legisla y se diseñan esas políticas? ¿Con qué derecho nos arrogamos en exclusiva el bienestar de nuestra sociedad, reservándolo para unos cuantos mientras a otros no les arrojamos más que unas migajas del mismo?
Hoy la salud y la esperanza de vida se mide más por la geografía, por el barrio, municipio, región o país que por ninguna otra circunstancia. El lugar donde se nace, se crece y se vive determinará con total probabilidad tu nivel y calidad de vida. Los condicionantes sociales de tu entorno serán los más determinantes para ello.
Los que asumimos el reto de intentar ayudar a otros a superar situaciones de dificultad, haremos bien en tener esto muy presente a la hora de comprender y establecer las estrategias y los procesos de apoyo.
De otra manera diseñaremos procesos éticamente reprobables y técnicamente ineficientes. Y eso sí que es un lujo que no nos podemos permitir.
Excelente,enhorabuena por la reflexión
ResponderEliminarGracias a tí, me alegra que te guste.
EliminarGracias Pedro. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Responsabilizar a las personas de su desgracia y felicitarnos de nuestros éxitos es una manera de justificar la desigualdad y eludir nuestra complicidad. El entorno, la estructura, no nos determina... pero casi. Un abrazo.
ResponderEliminarCreo que es un ejercicio de realidad y de humildad que deberíamos hacer todos. Nuestros supuestos méritos están condicionados por el entorno y por el contexto más que por ninguna otra cosa.Otro abrazo de vuelta.
EliminarBuen día:
ResponderEliminarSería interesante departir en una mesa redonda.
Sin quitaros la razón y compartiendo análisis añado la pregunta: en similares circunstancias ¿por qué unas personas siguen un camnino, otras el contrario y otras diferentes? Influye el entorno y el contexto, pero hay algo más: estilo, carácter, personalidad, motivación, experiencia vital, claridad de ideas, motivación al cambio y desde luego ese punto de suerte, de casualidad ¿?, de "alineación planetaria".
Salu2
Así es Pedro. No se puede decir mejor. Si todos suscribíesemos tus palabras, este mundo sería más justo.
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