Un obituario es la sección de un periódico en la que se informa de las muertes sucedidas. Según la definición de la wikipedia, el obituario intenta dar un recuento de la textura y el significado de la vida de alguien que ha muerto recientemente.
Ultimamente mi blog ha tenido que desarrollar esta función de obituario. Nada menos que en tres ocasiones en poco más de un mes (y por poco no tuvimos que lamentar una cuarta), he difundido la noticia de la muerte de una compañera. Cuando me hice eco de la primera, Celia, una trabajadora social argentina asesinada por un paciente psiquiátrico al que atendía, pensaba que estaba ante algo excepcional, verdaderamente infrecuente.
Al poco Marisel, esta vez una compañera uruguaya, encontró la muerte a manos de una persona con la que había tenido un encuentro profesional, fugaz, pero suficiente para que quedara obsesionado con ella. Con esta segunda noticia, comencé a tener la amarga sensación de que estas muertes no eran sino la punta de un negro iceberg. Probablemente muchas de estas noticias nos estaban pasando desapercibidas.
Como decía en mis primeras reflexiones sobre la noticia de Celia, como trabajadores sociales convivimos con la violencia y tratamos con personas cuyo sufrimiento y problemas se traducen en muchas ocasiones en agresividad. Ocupamos para estas personas, siquiera temporariamente, lugares importantes, y esto nos coloca en blancos ocasionales de esa agresividad.
Eso le ocurrió a la compañera de Vizcaya cuya noticia relaté en una tercera ocasión, una educadora social salvajemente agredida por un usuario de uno de los pisos de acogida en los que trabajaba.
Con esta tercera noticia comencé a tener la certeza de que tal vez estamos ante un fenómeno demasiado frecuente. Las agresiones y la violencia contra profesionales ocurren a diario en todos nuestros entornos. Las más de las veces son pequeñas y las manejamos con la dificultad propia de estas situaciones, pero a veces se hacen grandes y tenemos que lamentar noticias como las que estamos comentado.
Un denominador común me he encontrado en todas ellas. Son noticias que suelen pasarnos desapercibidas. A no ser que estemos muy cerca de ellas, nos enteramos de ellas practicamente por casualidad. Al menos eso me ha pasado a mí.
Tal vez nos cuesta mirar la violencia. Es fea y desagradable. Duele.
Por mi parte, preferiría publicar en mi blog entradas de otro tipo, pero me siento en la obligación de darle difusión a estas noticias, en un pobre intento de que no pasen tan de puntillas y podamos reflexionar sobre ellas.
Noticias como la que tengo que comentar a continuación. Otra muerte. Otra pérdida para nuestra profesión. Otra compañera agredida y asesinada. Esta vez se trata de Laura, una trabajadora social argentina cuya función era asistir a procesados judicialmente y ex convictos. Como siempre en estas noticias, nada está claro, pero parece que fue brutalmente agredida por uno de ellos.
Sus compañeros de la institución donde trabajaba, el Patronato de Liberados de la Provincia de Buenos Aires, han convocado tres días de paro y llevan años denunciando las condiciones de trabajo de las asistentes sociales. Transcribo sus manifestaciones:
“Hace dos años que venimos denunciando cuáles son las
condiciones de trabajo de las asistentes sociales. Son amenazadas, sufren agresiones y hasta intentos de violación
”. El PdL se ocupa de todos aquellos que por disposición judicial deben
estar bajo tutela, asistencia y tratamiento, y de quienes han cumplido
sus condenas y requieren asistencia social tras salir de prisión.
Reclaman que las asistentes sociales “vayan en equipo, que
por lo menos sean dos personas las que vayan a visitar a los tutelados, y
que sea en un vehículo oficial, no en los suyos propios”. Para eso,
debería nombrarse más personal: “Ocurre que cada trabajadora debe
trabajar por lo menos con 30 expedientes, pero hay quienes tienen cien ”. Enlace al Manifiesto de FAAPSS.
Como decía al principio, si algo tiene sentido de este obituario involuntario en el que se ha convertido mi blog es intentar dar un significado a la muerte de esta compañera. Y creo que nada mejor para ello que hacer mías las manifestaciones de sus compañeros.
En estos tiempos de recortes, de precarización de los empleos, de profesionales atendiendo muchas más personas de las que pueden, de empresas e instituciones sociales recortando en personal... la violencia tiene mucho más riesgo de suceder.
La pregunta es siempre la misma. ¿Nos protegemos lo suficiente? o más bien ¿Estamos suficientemente protegidos en el ejercicio de nuestra labor?
Porque con la primera noticia yo pensé que estábamos ante un accidente. Ahora creo que estamos ante una violencia asociada al modo de ejercicio de nuestra profesión. Por tanto, evitable.
Me gustaría que opináseis al respecto.
Gracias a Ana Cuello por proporcionarme la información sobre el desgraciado suceso de Laura, a cuyos familiares, amigos y colegas trasmito desde aquí mis condolencias.
P.D. Si alguien conoce de algún estudio o investigación sobre violencia y agresiones a trabajadores sociales, os agradecería que me proporcionáseis la referencia.
Gracias Pedro por hacerte cargo del tema. Tu obituario es importante y necesario.
ResponderEliminarMe alegro de que te lo parezca, Elena. Saludos.
ResponderEliminarLa realidad es dura y es necesario mostrarla. Hay que pensar en este tema muy detenidamente. Si encuentro algo, te lo pasaré. Tristemente, interesante entrada...
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