lunes, 27 de agosto de 2012

Como un "ecce homo"


Ha sido la noticia “friki” de agosto. Una ancianita, con toda su buena voluntad, restaura una pintura de Jesucristo en una pequeña iglesia de su pueblo y el resultado de tal restauración es tan fallido que, una vez que se difunde, circula por rapidez por todo el mundo a través de las redes sociales. Medios de comunicación de los cinco continentes comentando el tema y una cantidad ingente de personas compartiendo y analizando el hecho.

La noticia tiene muchas lecturas. Por ejemplo, la potencia de las redes sociales para difundir un hecho que, sólo unos pocos años antes, apenas hubiera tenido una pequeña repercusión local. O el estado de nuestro patrimonio artístico y cultural, su conservación y su vigilancia. Incluso las repercusiones en forma de propaganda y publicidad para el pueblo donde han ocurrido los hechos. Por no hablar del papel de estas noticias, entre el gracejo y la burla, dentro de la situación actual de crisis del pais.

Todos estos aspectos configuran lo poliédrico de esta noticia, y darían para escribir un par de tratados y unos cuantos ensayos. Pero yo voy a comentar y referirme especialmente a unos aspectos sociales y convivenciales que me parece que están pasando desapercibidos, ocultados por el resto de aspectos y por el enfoque dado a la noticia por los medios de comunicación.

Yo conozco a Cecilia, la octogenaria responsable de la restauración. Sé de su vida y de sus circunstancias familiares y personales, que no voy a comentar aquí, por que además son comunes a las de muchas otras ancianas. Sobrepasada por las repercusiones de su actuación Cecilia lo ha pasado mal, lo que ha hecho que, principalmente en su pueblo, se haya generado una corriente de simpatía, afecto y apoyo hacia ella. Lo que empezó como una ligera reprobación hacia su restauración (nunca hacia su persona) se ha convertido primero en una disculpa (lo hizo con buena voluntad) y luego en una franca felicitación (es más importante la promoción obtenida para el pueblo que el destrozo de una obra de dudoso interés cultural o artístico).

No seré yo quien juzgue a esta Cecilia, pero como conozco a más “Cecilias”y en mi vida profesional me he encontrado con muchas de ellas, voy a permitirme analizar algunas de sus actuaciones. Cecilia ha actuado en el terreno artístico. Las “Cecilias” que yo conozco actúan en el terreno social. Pero son parecidas.

En primer lugar son buenas personas o al menos entre sus motivaciones no está el dañar a nadie. Su sensibilidad (artística o social) hace que detecten un problema. La protagonista de nuestra noticia fue una pintura que se estaba deteriorando. En el caso de las “Cecilias” sociales detectan o se sensibilizan con alguna persona o familia que está atravesando algún tipo de dificultad.

Y se lanzan a restaurar y reparar el daño detectado. Sin preguntar, sin pedir permiso, obviando los sistemas reglamentados para esas “restauraciones” y por supuesto, a los restauradores profesionales. Legitimadas por su buena voluntad y porque su afición a pintar (o a ayudar) les hace pensar que están capacitadas para ello. Además, opinan que nadie se estaba ocupando del daño, así que, ¿qué mal hay en que lo hagan ellas?.

Es la lógica del individualismo. La comunidad tiene arbitrados unos mecanismos para la solución de los problemas, pero pueden ser obviados cuando mi sensibilidad así me lo indica.

Esta actitud está legitimada,  y en muchas ocasiones felicitada y premiada, por la sociedad en general, independientemente del resultado de la restauración.

¡Cuántas veces he presenciado este tipo de actuaciones! Personas bienintencionadas ocupándose, sin ningún tipo de formación profesional, de los problemas de una persona o familia. Y aplaudidas por la sociedad, aunque el resultado de su ayuda (y perdón por la analogía, pero no me resisto) deje a la familia como un “ecce homo”.

Episodios como este hace que me plantee qué largo y difícil es el camino que lleva desde la beneficencia al bienestar social.

1 comentario:

  1. Buf, bonito tema... Y espinoso, y comprometido, y controvertido, y... Y tantas cosas que nos toca lidiar como profesionales.

    Había un anuncio de Pirelli que decía "la potencia sin control no sirve de nada". Pues bien, en este caso se podría decir: La buena intención, sin formación, no sirve de nada (de "mucho malo"...)

    Y Wang de vacaciones, con lo que habría gozado...

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