lunes, 23 de marzo de 2015

El año de la cabra

Desde el pasado 19 de febrero de 2015, que es cuando tiene inicio el año chino, hasta el 7 de febrero del 2016 es el periodo en el cual los chinos consideran, de acuerdo a la tradición del zodiaco, que rige la Cabra. Wang se enfada un poco conmigo cuando bromeo con el tema y le digo que es un animal muy apropiado para este año: con tantas elecciones y con tanto dance político vamos a acabar todos peor que esos pobres animalicos...


 Como ya avanzaba hace casi un año en mi entrada "Elecciones a la vista" este año vamos a estar muy entretenidos analizando las propuestas de los distintos partidos políticos e intentando distinguir las mismas de la propaganda con la que sin duda estarán envueltas.

Prueba de ello es el análisis que desde el Consejo Andaluz de Trabajo Social han realizado sobre las propuestas en materia de servicios sociales que los distintos partidos políticos han elaborado para las recien celebradas elecciones andaluzas. Os dejo en este enlace la entrada al respecto del compañero Rafael Arredondo.

Y mientras los andaluces están analizando los resultados de sus elecciones, y quedan a la espera de cómo se constituye su nuevo e inamovible Gobierno, por otros lares ya estamos asistiendo a los primeros pasos de baile en esa danza de los políticos previa a las citas electorales.

Por mi tierra, en Aragón, de momento esta danza nos ha traído una buena noticia. La reforma del Ingreso Aragonés de Inserción, en la que el PPartido gobernante se había empecinado haciendo gala una vez más de su prepotencia y de su insensibilidad social, se ha paralizado. La presión de muchos colectivos sociales, entre ellos la Plataforma de profesionales de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza (os dejo aquí su enlace con la noticia), Cáritas, el Colegio Profesional de Trabajo Social o el Espacio de Derechos Sociales del que os hablaba la semana pasada, ha conseguido que el PAR, socio de gobierno, se haya desmarcado y la propuesta quede sin los apoyos necesarios para sacarla adelante, dado que toda la oposición había manifestado su desacuerdo con ella.

Y lo más triste de todo es que la reforma era necesaria. Naturalmente, no la reforma que planteaban, que sólo pretendía deteriorar la prestación y generar más obstáculos, sino una auténtica reforma de la Ley que la adaptase a la realidad actual (no a la de hace 20 años). A mi juicio, es tal el calado de dicha reforma que requeriría una nueva Ley que garantizase de verdad la subsistencia a todos (sin excepción) y crease mecanismos reales de inserción para quien los necesite.

Me diréis malpensado, pero estoy convencido de que si la reforma la hubiesen planteado al inicio de la legislatura, se hubiera aprobado sin más miramientos. Pienso que tras el desmarque del partido socio de gobierno sólo hay miedo a perder algúnos réditos electorales. Porque ambos partidos llevan sus cuatro años de legislatura dedicados a desmontar todo lo que huela a servicios sociales publicos. Es tal la desidia y la dejadez con la que  han gestionado el sistema que, sin duda, han conseguido desmantelarlo en buena parte.

Insoportables retrasos en las prestaciones sociales o en el Sistema de Dependencia, ausencia total de planificación, medidas reactivas y de cara a la galería, deterioro sistemático de toda estructura pública, dispersión y desorganización competencial entre las distintas administraciones y respecto a las organizaciones sociales... Esta es la herencia que dejan al próximo gobierno autonómico.

He de confesar que, por el momento, no soy demasiado optimista respecto a que el próximo gobierno que se constituya tras las elecciones vaya a ser capaz de revertir esa herencia. De momento, las propuestas y medidas concretas que voy conciendo no me terminan de convencer. Unas las veo demasiado simples, otras inconcretas. Muchas, más de lo mismo que lo que tenemos hasta ahora. La mayoría, confusas y mezclando conceptos, modelos y medidas en batiburrillos llenos de dispersión y de errores.

Tal vez tengamos que tener un poco más de paciencia, a ver si se va concretando y aclarando el panorama. 

Mientras tanto, con el permiso de Wang, procuraremos no acabar como una cabra.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Dignidad... ¿qué dignidad?



Ayer se celebró el Día Mundial del Trabajo Social, que se conmemora todos los años el tercer martes del mes de marzo. Tuve la oportunidad de participar en la celebración que organizó el Colegio Profesional de Trabajadores Sociales de Aragón. El lema del día tenía una palabra clave: DIGNIDAD, y la verdad es que estuve durante todo el acto con el estómago removido. Os voy a contar por qué.


No, no tuvo nada que ver con la celebración. El acto estuvo muy bien organizado por el Colegio, al que aprovecho para felicitar desde aquí y en especial a su presidente, Javier, por todo el trabajo que están realizando él y el resto de miembros de la Junta para dignificar y potenciar nuestra profesión. Son tiempos oscuros para las organizaciones formales y creo que hay que darle el valor que tiene el trabajo que realizan. Aquí dejo pues mi reconocimiento.

Mi sensación de inquietud y desasosiego tuvo su origen unas horas antes del acto, en el desempeño de mi trabajo por la mañana. A unas compañeras y a mí nos tocó asistir a un juicio donde estábamos citados como peritos, al haber asistido durante meses a una víctima de violencia contra la mujer.

Esta mujer, tras varios años sometida a un maltrato psicológico que la había anulado como persona y afectado gravemente a su salud, había conseguido deshacerse de esa nociva relación y, con el apoyo de diversas instituciones y profesionales afrontarla de una manera adecuada, entre ellas presentando una denuncia por las agresiones que sufría.

A partir de ese momento, como ocurre con muchas de las víctimas de violencia, de cualquier tipo de violencia, comenzó la particular carrera de obstáculos en la que nuestra sociedad ha convertido la lucha de estas víctimas para recuperar su dignidad.

Carrera de obstáculos que culminaba ayer en el juicio al que me refería. Un auténtico esperpento donde más que defendida fue nuevamente agredida. Una re-victimización cruel que presenciamos con una mezcla de asco, incredulidad e impotencia.

No es la primera vez que lo presenciaba. Formalmente nuestra sociedad tiene mecanismos para proteger a las víctimas y a los débiles. En la práctica, sus derechos son vulnerados sistemáticamente. Los ricos y poderosos triunfan siempre. Los pobres y débiles sólo pueden esperar caridad y unas migajas de justicia.

Hemos construido una sociedad donde las victimas de violencia no son defendidas, donde los que carecen de recursos se ven obligados a ejercer la mendicidad institucional en la que hemos convertido el sistema de servicios sociales, donde las personas no valen nada y se les puede arrebatar todo.

Os confieso que tras presenciar cómo a la mujer que acompañábamos por la mañana le era pisoteada de esa manera su dignidad, me costó mucho por la tarde reflexionar sobre ese concepto en el acto del Colegio.

Jorge Barudy es uno de los autores que plantean que las situaciones de violencia no se dan sólo entre agresores y agredidos. Para que se produzcan es necesario un tercer actor: los consentidores. Instigadores, ideólogos, cómplices… pero también los pasivos, los indiferentes, los que no quieren saber o los que, sabiéndolo, no hacen nada para oponerse a estas situaciones y/o tratar de contribuir a crear las condiciones para un cambio.

Creo que es un concepto que puede trasladarse de las situaciones de violencia a cualquier otra situación de injusticia, desigualdad o aquellas donde los derechos humanos y sociales son vilipendiados.

Por eso me parecen más necesarias que nunca iniciativas como el Espacio de Derechos Sociales, plataforma constituida en Aragón para defender los derechos sociales en servicios sociales y donde un grupo de personas y profesionales intentan no formar parte de ese tercer actor al que me refiero. Vaya también mi reconocimiento para este espacio y en especial para todos los trabajadores sociales que lo están apoyando, entre los cuales voy a mencionar a Rosa, siempre en la brecha y en la lucha.

Este Espacio de Derechos Sociales terminó el acto organizado por el Colegio con la presentación y emisión del documental “Derechos Sociales por la Dignidad”, que el Consejo General deTrabajo Social ha elaborado para denunciar la situación actual de vulneración de los mismos.

Vulneración que no está sólo en las grandes cifras. Se refleja en todas y cada una de las familias y de las personas que están sufriendo la violación de sus derechos. Como las que aparecen en el documental y que representan las miles y miles de situaciones en las que los Trabajadores Sociales presenciamos como la dignidad de las personas es agredida.

Como la que nos tocó a nosotros presenciar ayer por la mañana y que consiguió, por un momento, quebrar nuestra esperanza.