miércoles, 18 de abril de 2018

El máster de Wang

Pues nada, otro mito que se ha caído. En el fondo ya lo sabíamos, pero no queríamos creer del todo que la podredumbre que envuelve todo lo que la ideología neoliberal toca hubiera llegado también a la Universidad. 


Todavía confiábamos en que el acceso a la Universidad por parte de grandes sectores de la población era un paso más en la igualdad de oportunidades y en la reducción de las desigualdades, cuando nos enteramos que gran parte de las clases dirigentes han reservado para sí parte del sistema universitario, instrumentalizándolo a su favor para conseguir privilegios y prebendas vetados al resto de los mortales.

Nada nuevo bajo el sol, lamentablemente. Ya sabíamos qué había detrás de la "cultura del esfuerzo", el "gobierno de los mejores" y todas esos mantras utilizados por los prebostes neoliberales que nos gobiernan. Estrategias para ocultar su mediocridad y perpetuar un sistema basado en la desigualdad.

En el fondo no es sino la reproducción de ese pensamiento que con tanto ahínco han conseguido introducir en la sociedad, en la que los poderosos, los gobernantes y los ricos acceden a ese estatus porque son los mejores, mientras que los débiles y pobres se encuentran en esa situación debido a sus muchos defectos, lo cual por otra parte legitima que no se les ayude salvo con diversas formas de caridad.

Wang, que a pesar de sus muchos conocimientos y titulaciones, tan sólo se define como "filósofo" (bueno, a veces presume también un poco de haber sido guerrero Taiping...), ha asistido estos días, entre preocupado y divertido, a todas estas noticias que se han desvelado sobre cómo estos gobernantes habían engordado su curriculum inventándose titulaciones no realizadas o directamente compradas.

Y como parece que ahora si no tienes un máster no tienes nada, ha decidido crear la Fundación de Estudios Filosóficos "Wang", a través del cual va a impartir un master, totalmente gratuito, dirigido a los profesionales que trabajan en el Sistema de Servicios Sociales. Lo ha llamado "Master de supervivencia para trabajar en el Sistema de Servicios Sociales". El diploma se envía con antelación, las clases serán on-line y el temario más o menos el siguiente:

TEMA 1.- "No hay quien entienda... La Ley de Dependencia". 
                   Donde se proporcionarán un conjunto de técnicas, traídas de la sabiduría milenaria china, para obtener el estado de relajación trascendente adecuado para ayudar a los dependientes a soportar los insoportables retrasos en la valoración y acceso a los recursos, así como las prestaciones insuficientes e inadecuadas que se les ha reconocido como derecho.

TEMA 2.- "Nuevos desarrollos profesionales: marketing en consumo energético". 
                   En este tema aprenderá a desarrollar de manera eficiente la función para la que ha sido designado según las últimas normativas: "Comercial de las compañías eléctricas". Aprenderá a considerar y transmitir como un éxito el que las entidades locales dediquen parte de sus escasos recursos a maximizar tanto el ahorro del beneficiario como el beneficio de la compañía.

TEMA 3.- "¿Renta Básica?... ¡para qué!"
                   ¡Actualice su anticuado modo de pensar!.  La supervivencia material de las personas ya está garantizada suficientente con la combinación actual: un poco de economía sumergida, un puñado de rentas mínimas y algo de beneficencia o caridad. Con el colchón de las ayudas de urgencia locales el cuadro queda completamente cubierto y es un ejemplo de colaboración público-privada y de coordinación interadministrativa. Deje de pensar que con una renta básica se podría hacer mejor.

TEMA 4.- La sabiduría de los suizos.
                  Tranquilos, no les vamos a recomendar que evadan capitales a Suiza. (Salvo que los tengan, claro, lo cual será difícil trabajando donde trabajan...). No, de Suiza lo importante no son sus montañas, ni su estructura financiera... ¡Son las navajas!. Sí, esas que sirven para todo. En el master analizaremos las técnicas de esas navajas multiusos y las aplicaremos a sus funciones como profesional del Sistema, en las que tendrá que atender todo lo que los demás sistemas de protección social no quieran hacer. Le garantizamos que podrá hacer de todo con una simple navaja.

TEMA 5.- La coordinación sociosanitaria.
                  Con las antiquísimas técnicas de los monjes tibetanos, expertos en el tema, le enseñaremos el único instrumento que se le va a exigir para que pueda desarrollar esta coordinación de una manera adecuada: la obediencia. Aprenderá a dejar su mente en blanco y aceptar los designios que para sus casos y programas tengan a bien recomendarle desde el sistema sanitario.

De momento Wang ha diseñado y desarrollado estos temas, pero está abierto a vuestras sugerencias para que el master desarrolle un programa lo más completo posible.

Y si alguien no puede o no tiene tiempo para hacer el master que no se preocupe. La Fundación  "Wang" es tan flexible que con la simple lectura de esta entrada le convalida el título. Y si dejas un comentario, lo hace con Matrícula de Honor.





miércoles, 11 de abril de 2018

Ser o no ser, esa es la cuestión

Con más frecuencia que la que desearía, oigo definiciones de nuestra profesión que son de un reduccionismo tal que la convierten en una mera caricatura de nuestra disciplina



Este tipo de definiciones suelen compartir que la principal razón de nuestra profesión es poner en contacto a las personas con los distintos recursos, prestaciones y servicios que puede tener a su alcance para solucionar sus situaciones de necesidad. Para ello, el conocimiento de dichos recursos (y la compleja normativa que les suele acompañar), se convierte en nuestro principal campo de actuación, pues sólo manejando con soltura dicha información podremos encontrar, dentro de la inextricable maraña que conforman estos recursos, aquel o aquellos a los que tiene derecho nuestro sujeto y que mejor van a solucionar sus problemas o carencias.

En muchas ocaciones lo hemos resumido como ser "expertos en recursos". Somos los encargados, como dice la canción, de buscar la pomada que cure el dolor del que tenemos enfrente y de garantizar que se la aplica convenientemente.

Se trata sin duda de una noble función. Y necesaria en nuestra sociedad. Tanto, que la hemos reclamado en exclusividad y como digo, la hemos convertido en nuestra principal identidad como profesionales.

En el juego dialéctico con la sociedad y con otras profesiones hemos construido esta identidad, de manera que las definiciones que la acompañan nos vienen tanto desde fuera como desde nosotros mismos. En el vasto campo de la relación de ayuda nos hemos visto seducidos por la parte del acceso a los recursos, confundiendo esta parte con el todo y encontrando acomodo en "dar ayudas" (con "s" al final) más que en ayudar.

Ha sido un juego peligroso al que hemos jugado durante mucho tiempo, de manera que ahora tenemos difícil salir de este tipo de definiciones.

Como muestra de todo ello, hemos conocido recientemente esta Resolución del Defensor del Pueblo en Navarra , en la que (resumidamente) viene a recordar que, según las Leyes actuales de Servicios Sociales, el deber de información de nuestro sistema sobre las prestaciones del mismo y sobre las del resto de sistemas públicos es prácticamente ilimitada. Esto es, el Sistema de Servicios Sociales (y el Trabajo Social como la profesión de referencia del mismo) tiene la función y obligación de informar de modo preciso y exhaustivo sobre cualquier tipo de prestación o servicio, sea del sistema que sea, al que pueda tener derecho un ciudadano.

Como bien dice Manuel Aguilar Hendrickson en este hilo de Twitter, es lo que tiene atribuir alegremente funciones en la Ley que suenan bien; ...que a veces hay alguien que se lo toma en serio y nos recuerda las responsabilidades que tenemos que asumir.

A mi juicio, llevar a las últimas consecuencias esta función (y más dentro de la complejidad, fragmentación y descoordinación del conjunto de la política social) es una tarea inasumible. O más bien posible a coste (y es algo que viene sucediendo) de reducir las funciones y objetivos del Trabajo Social a ese "profesional experto en recursos" y convertirnos en los gestores de la burocracia que acompaña dichos recursos.

Ya hemos planteando en numerosas ocaciones la necesidad de redefinir el Sistema de Servicios Sociales desde sus cimientos, dado que es la única solución a este tipo de derivas en las que nos encontramos.

Porque son derivas muy peligrosas para la profesión. Si la función social que se (nos) atribuye es esa, deberemos asumirlo y transformarnos en otra cosa. Los planes de estudios de la disciplina deberán cambiar (parece que es una tendencia que en algunas universidades ya se atisba) y primar los contenidos de legislación, normativas, gestión de recursos... frente al resto de materias que estudiamos y que debieran convertirse en residuales.

Creo que es urgente que nos redefinamos y que acompasemos lo que somos y lo que hacemos. Y si no podemos cambiar lo que hacemos... tal vez tengamos que cambiar lo que somos.