martes, 26 de junio de 2012

¡Más naranjas!, ¡es la guerra!




Todos conocemos la famosa frase de los hermanos Marx que aparece en la secuencia de la película  “Los hermanos Marx en el Oeste”.

En ella, el tren que indefectiblemente tienen que hacer funcionar los hermanos se queda sin madera para el combustible y se les ocurre utilizar la madera que conforma la estructura de los vagones para alimentar la locomotora. Al final consiguen su objetivo aunque los vagones del tren llegan en un más que lamentable estado.
Es una deliciosa película y esa secuencia me sugiere una analogía con la situación actual.
A estas alturas, con el deterioro económico y social que estamos sufriendo como consecuencia de la situación de crisis que estamos atravesando y más particularmente por la política de recortes que se nos está aplicando, la situación de nuestro país y nuestros gobernantes se me asemeja a ese tren de los hermanos Marx. Un tren cuya locomotora están nuestros políticos dispuestos a alimentar de cualquier modo y bajo cualquier forma, sin considerar el destrozo que suponga a los vagones y sin importarles que, al final, la locomotora llegue a su destino sin vagones y sin pasajeros. Al fin y al cabo, ellos viajan en la locomotora.
Pero la secuencia también tiene otra lectura. En ella los hermanos Marx encuentran una solución imaginativa y creativa al problema de haberse quedado sin combustible, y consiguen llegar a su objetivo de una forma que no habría creído nadie. Y en esta lectura reconozco a la marea naranja que acaba de nacer en el Sistema de Servicios Sociales.
Tras el trabajo previo de unos cuantos compañer@s, la semana pasada tuvo lugar la primera asamblea de la marea naranja y comienza a dar, como todos los recién nacidos, sus primeros titubeantes y balbuceantes pasos. Del apoyo de tod@s dependerá que esta ilusionante iniciativa tenga más o menos recorrido. Como en la película de los hermanos Marx, es el momento de la creatividad, de la solidaridad y de la imaginación.
 Con ellas, hay que dotar de contenido y forma a nuestras protestas y a nuestras propuestas y lanzar el mensaje de que es posible llegar a la meta sin destrozar el tren. Así que… ¡más naranjas!, ¡es la guerra!...

miércoles, 20 de junio de 2012

Estimulantes


Junio siempre me ha parecido un mes vertiginoso. Muchas convocatorias, muchas cosas por finalizar, parecen los últimos metros de una carrera en la que, después de la meta, ya no haya nada. Es un mes excitante y sobreestimulado.
Por eso creo que no es un buen mes para convocar cosas. Creo que es un mes saturado, en el que el final de curso y la proximidad de las vacaciones (pronto no nos tendremos que preocupar de esto: entre el desempleo y las reformas laborales lo de las vacaciones va a desaparecer hasta del diccionario) hace que todo se acumule en unos pocos días, como si luego ya no fuese a ser posible hacer nada.
Anda el personal además bastante estimulado. Algo le tenemos que agradecer a esto de la crisis. Al menos la profesión se está movilizando.
En esto de los estímulos estaba yo pensando cuando oigo en la radio la noticia del hombre que fallece tras ser inmovilizado por un policía. Os pongo aquí el enlace. Noticia
            Una desgraciada noticia, sin duda. Pero hay algo que me ha llamado la atención en ella. Y es el protagonismo que se le da en la misma al consumo de cocaína del fallecido. Más estimulantes. Me ha llamado la atención porque no suele ser así. Habitualmente el consumo de cocaína no suele relacionarse con estos comportamientos ni noticias aunque lamentablemente sabemos que está detrás de ellos en demasiadas ocasiones. Yo los encuentro en el trabajo con mucha frecuencia en casos de violencia en la pareja, en casos de maltrato infantil… Pero parece haber un pacto de silencio en torno al tema, seguramente como consecuencia de la banalización del consumo de drogas que llevamos años presenciando. 
            No se cómo evolucionará la noticia, pero por otras parecidas que he seguido, se irá puntuando poco a poco en otros aspectos (en ésta por ejemplo se hablará del abuso de fuerza por parte del agente) y dejará de hablarse de la cocaína.

Lo que he presenciado también en muchas ocasiones es que, por arte de magia, pasado un tiempo de los hechos desaparecerá la cocaína y sólo se hablará de una enfermedad mental (habitualmente de orden psicótico) que es lo que explicará el comportamiento tan anómalo del desgraciado protagonista. Tal vez al haber fallecido no sea así, pero de no haber sucedido, estoy seguro que el desarrollo de esta noticia sería en esta dirección.
Esto nos lleva a otros territorios en la frontera con la salud mental, los diagnósticos (hoy todo son enfermedades mentales) y los tratamientos imperantes de corte exclusivamente farmacológico que se están presentando como la solución y el control de todas las disfunciones en la conducta humana. Hablaremos de estas cosas en otras entradas. Os adelanto algún enlace. Manifiesto de Buenos Aires STOP DSM
            Mientras, me quedo hablando con Wang, que no sabe si es que estamos todos locos o es que andamos demasiado estimulados, como el mes.

martes, 12 de junio de 2012

Naranjas de la China

   
Este Blog no está pensado en principio para compartir cosas personales, sino profesionales. Aunque tampoco está pensado para no hacerlo y creo que a veces no está tan clara la división entre ambas. El caso es que hoy, siguiendo la recomendación de Wang, voy a compartir en esta entrada un poco de lo personal y un poco de lo profesional. 
     Y quiero hacerlo a la luz de dos asuntos con los que me he encontrado en estas fechas recientes y que tienen como elemento común un color: el naranja.

En lo personal, hace unos meses estaba comentando con él mis objetivos deportivos para este año y las marcas que quería hacer en los 10.000 metros y en la media maratón. Me gusta fijarme objetivos a conseguir e intentarlos en alguna carrera, pues ello me ayuda a ser constante en el entrenamiento. Así que este pasado de semana he corrido la 10 k de Zaragoza, rodeado de camisetas naranjas (las oficiales de la carrera) y con mi dorsal naranja (el color del tiempo que pensaba conseguir).

Sí, este amigo también es naranja.

Mientras intentaba conseguir la marca que me había propuesto pensaba en dos cosas: en mi siguiente objetivo, que es correr en la maratón de Zaragoza para el 30 de septiembre y en otra “carrera” que siento que acaba de iniciarse y que tiene que ver con lo profesional.

Me refiero al movimiento que ha surgido en la profesión sobre la marea naranja, (con otras camisetas naranjas como mensaje y símbolo) en contra de los últimos recortes del Estado de Bienestar. Llevo tiempo pensando que nuestro fragmentado sistema y nuestra dividida profesión estaba teniendo demasiadas dificultades para organizar una respuesta unificada y denunciar los retrocesos que con la excusa de la crisis están sufriendo los derechos sociales. Por eso me he alegrado sobremanera que haya surgido esta iniciativa, a la que me sumo desde ahora. A ver de que somos capaces.

Tal vez en otra entrada comparta en este Blog las similitudes que encuentro entre las carreras de fondo y las metas que nos proponemos en el terreno profesional o personal. Es una metáfora que me ayuda. A la luz de esta metáfora me he planteado la confluencia entre lo personal y lo profesional que ha supuesto la coincidencia entre ambos sucesos y, con el naranja presidiéndolo todo, me ha motivado para dar publicidad a este blog. Tras un periodo de pruebas, en el que he ido compartiéndolo con algunos amigos y colegas, creo que ha llegado la hora de hacerlo público.

     Wang, que entre otras cosas fue atleta en su juventud, me dice que está comprobado que cuando escribes tus objetivos y los compartes con gente es más fácil que los consigas. Y como yo casi siempre le hago caso, a través de este Blog comparto con quien lea estas líneas mis siguientes objetivos o compromisos:

-         seguir en la maratón de ayudar a construir un Sistema Público de Servicios Sociales, donde la dignidad, el respeto y los derechos sociales queden garantizados para todos. Vencer el cansancio, el desánimo que a veces nos invade y pensar siempre que el camino es tan importante como la meta.

-         correr la maratón de Zaragoza para el 30 de septiembre e intentar acabarla. Naturalmente, con la camiseta naranja anti-recortes puesta.

-         publicar de vez en cuando en este blog mis reflexiones y mis experiencias en ambas “carreras”. 

Wang, que además de atleta también fue filósofo, dice que de los retos lo verdaderamente importante es intentarlos. Así que, a ello me pongo.

Mientras tanto, la expresión que titula esta entrada significa más o menos "expresar una negación con rotundidad, manifestando contrariedad ante la propuesta" . Pues eso.
   

martes, 5 de junio de 2012

El des-arte de la política

     Ya tardaba en hablar de los políticos. Uno necesita siempre demonios con los que exorcizar las amenazas de la  realidad, y para mí los políticos ocupan ese lugar. Entre otras cosas creo que es una de sus funciones, aunque ellos no lo sepan.
     Pero también es verdad que tras trabajar muchos años en la administración, ocupando puestos de responsabilidad técnica bajo la dirección de diversos políticos, me siento capacitado para hacer algún diagnóstico sobre la responsabilidad de los políticos en el deterioro de la administración pública. En particular en el destrozo de los sistemas públicos de protección social y específicamente en el deficiente desarrollo del Sistema Público de Servicios Sociales. Mi análisis es desde la experiencia, por tanto fragmentado y parcial, y se circunscribe al ámbito local, rural y de servicios sociales.
     La tesis que planteo es que los políticos tienen la máxima responsabilidad en este escaso desarrollo del Sistema de Servicios Sociales y en la escasez de recursos con la que se enfrenta a la problemáticas que le competen. Fragmentado, confuso, ineficaz para demasiadas situaciones, descoordinado, con profesionales cada vez más desmotivados... para mí no es casualidad que así se encuentre nuestro sistema. Es consecuencia directa, fruto de estrategias deliberadas y de ineptitudes varias, de los políticos que lo gestionan. Naturalmente no es responsabilidad única; los técnicos y los ciudadanos también tenemos nuestra cuota, pero no me parecen comparables.
     Llevo hablando dos entradas de ciertas actitudes que están creciendo en nuestra sociedad. Naturalmente los políticos que gestionan nuestros servicios comparten esas actitudes y valores y ahí creo que reside uno de los problemas.
     En demasiadas ocasiones estos políticos gestionan los servicios sociales desde dos posturas: una caritativo-paternalista y otra coercitivo-controladora. En la primera los servicios terminan convirtiéndose en mero asistencialismo, sirviendo más a las necesidades de sentirse bien del gestor que a la problemática que pretenden subvenir. En la segunda se detraen de recursos a los servicios, recortándose bajo argumentaciones como las que señalaba en las entradas pasadas y quedando como algo residual, naturalmente sin prestigio y de dudosa utilidad.
     Otro problema trata del acceso a los puestos de responsabilidad política. Demasiadas carencias, prepotencias y narcisismos son frecuentemente unos instrumentos útiles en la carrera política. Y naturalmente luego esos "valores" se ponen en juego a la hora de establecer los criterios para el desarrollo de los servicios, así como para la comprensión del sistema que pretenden gestionar.
     El tercer problema es la ola neoliberal que nos invade, con el mantra de la privatización como estandarte al que los políticos no dudan en abrazar. En algunos casos, por intereses espurios y en otras ocasiones por el adoctrinamiento propio de la clase política.
    Los tres problemas confluyen a la hora de diseñar las estrategias políticas para gestionar los servicios sociales públicos. Así nos va.
 

domingo, 3 de junio de 2012

Algo hemos hecho mal... (Los míos II)


En la entrada anterior comenté algunas de mis preocupaciones sobre las reacciones de diversos grupos de personas aplaudiendo las restricciones de derechos a determinados colectivos. Lo hacía con motivo de una noticia de Badalona y mientras la comentaba, salía a los medios otra noticia parecida y mucho más cercana: el Gobierno de Aragón excluye a los inmigrantes "sin papeles" del acceso a las becas de comedor y de educación. Ver aquí el enlace a la noticia.

El que nace pobre y feo tiene grandes posibilidades de que al crecer,
 se le desarrollen ambas condiciones. (Les Luthiers)

En la noticia y en los debates y polémica que ha suscitado hay aspectos sugestivos, como por ejemplo la defensa que hacen los autores de la norma sobre que en realidad los emigrantes sin papeles no van a quedar excluidos del acceso a las becas, dado que podrán acceder a ellas a través de los servicios sociales. Reflexionar sobre el papel que se reserva así al sistema de servicios sociales, subsidiario del resto de sistemas, y dónde quedan conceptos como los de integración y normalización sería muy interesante, pero hoy quiero señalar de nuevo algo que me parece más preocupante y que es, como digo, las reacciones ciudadanas.

En los comentarios a la version digital de la noticia en el periódico hay bastantes que reflejan lo que quiero decir. Cito literalmente:
 "Mucha culpa de que tengamos las arcas vacías ha sido por dar y dar ayudas, subvenciones y todo tipo de facilidades a esta gente, becas, sanidad, educación, la mayor parte de ellos en situación irregular. Así que hacen bien en terminar con esto, y mejor harían expulsándolos de nuestro país. Id los que defendeís a sus paises, a ver qué es lo que os dan, ignorantes. Hace falta ser mendrugos."


Este comentario creo que resume la postura de muchas personas.  Las "arcas vacías" lo están debido al despilfarro en protección social a los extranjeros. Es una manera de pensar que me he encontrado recurrentemente en mi trabajo en Servicios Sociales, bajo diversas formas. Argumentos parecidos los he oído con mucha frecuencia dirigidos a los gitanos, a los drogodependientes, afectados de SIDA...

Vuelvo a citar:
"Esos que son tan solidarios con el dinero de todos, que se los lleven a sus casas y les den ellos de comer de su bolsillo, que ya vale de ser una ONG. Si aquí no hay trabajo que no vengan a vivir del cuento que para los españoles cotizando toda la vida no hay ayudas y para ellos todas las del mundo."

Iluso de mí, pensaba que la pelea que hemos tenido en servicios sociales cuando hemos sido acusados de estas maldades (ayudar a quien no se lo merecía, según esos criterios) había tenido sus frutos, pero tristemente veo que no. Tal vez estas posturas sólo estaban amortiguadas por una coyuntura económica favorable y ahora, con la crisis económica encima, afloran con toda su crudeza. Personalmente siempre me ha golpeado lo injusto de tales acusaciones, cuando además los que trabajamos en servicios sociales hemos presenciado lo escaso de la protección social a estos colectivos, y las insuficientes ayudas que hemos manejado.

Creo que en el sistema de servicios sociales (joven, fragmentado, con pocos recursos y escasamente reconocido) no hemos sido capaces de posicionarnos bien y explicar nuestros criterios, unificar posturas, transmitir a la sociedad qué entendemos por conceptos como el de protección social o el de estado de bienestar.
En mi pequeño territorio y parcela me siento también responsable. Seguro que tenía que haber explicado más, no haberme callado algunas veces, haber diseñado estrategias de sensibilización, de prevención o de educación para las que muchas veces no he querido o sabido encontrar tiempo.
También escribo este blog para reparar un pequeño trozo de ésto.

P.D. Ya que estamos, os pongo otro enlace que me han pasado: Los inmigrantes aportan más al Estado que lo que reciben... también en plena crisis.