miércoles, 28 de noviembre de 2012

Pequeños detalles

El ejercito neoliberal avanza imparable, con su armamento privatizador y sus estrategias de desprestigio de lo público. Van ganando posiciones, apoyados en el poder, la manipulación, la mentira y el miedo.

Me dice Wang que últimamente ando más enfadado que de costumbre. Él, como buen oriental, suele tener bastante control sobre sus emociones y me ha preguntado, preocupado, qué me pasa. Para explicárselo, le he expuesto un detalle y un ejemplo:

El detalle: la Presidenta del Gobierno de nuestro querido (y maltratado) Aragón, dejando bien clarito su argumentario. "Yo no creo en el empleo público, creo en el privado". Es de agradecer esa sinceridad, y que cuando estamos viendo como vapulean por todos los lados a los servicios públicos, al menos no nos hagan "luz de gas". Gracias.

El ejemplo: una diputada del PP, una tal Pilar Sol acusando en una comisión de Política Social a los parados que cobran 400 euros de malgastarlos en cosas no apropiadas como una "televisión de plasma".
   
   Como trabajador social me ofenden y me hieren este tipo de manifestaciones, que a duras penas aguanto entre la gente de la calle, pero que no soporto cuando las hacen cargos públicos. Me parece mezquino y creo que debería conllevar la dimisión inmediata de la susodicha.

     Eso, o al menos que se atreva a mirar a la cara (que es muy fácil hablar en los Parlamentos) a la gran mayoría de las personas que se las ven y se las desean para sobrevivir con esos 400 euros y les repita, como digo mirándoles a los ojos, semejantes acusaciones. Si quiere hacerlo, yo le presento unas cuantas familias que estarían encantadas de escucharla y de contarle, con mucho más respeto que el que ella les ha mostrado, en qué se gastan 400 euros cuando son lo único que tienes para sobrevivir.

Wang ha entendido mi cabreo. Seguro que tú también.

Hasta la próxima entrada, que ya se me habrá pasado.



lunes, 26 de noviembre de 2012

Trabajo social digital

     No, aunque termine casi igual, esta entrada no se refiere al estupendo Blog de nuestra amiga Belén "Trabajo social y tal". ¡Cómo que aún no lo conoces! ¿A qué esperas? 

     Me refiero al mundo digital, esto es, la red, internet, las nuevas tecnologias, las redes sociales, los blogs, páginas web y demás zarandajas digitales.

     El pasado sábado tuvimos un encuentro en el Consejo General de Trabajo Social un pequeño grupo de trabajadores sociales que tenemos presencia en la red mediante algún tipo de blog. Fue un primer encuentro, muchos compañer@s se quedaron sin venir, porque no pudieron o porque no pudimos contactar con ellos. Habrá más oportunidades, porque los que estuvimos allí compartíamos todos una reflexión: la importancia que para nuestra profesión tienen las redes digitales. 

Éstas se han convertido en un instrumento importante, camino de hacerse imprescindible, para conseguir los objetivos que como trabajadores sociales tenemos.

     Dos conclusiones principales saqué de este encuentro: la necesidad de que el Trabajo Social, los trabajadores sociales tengamos una mayor presencia en la red, nos visibilicemos como tales, las utilicemos para difundir nuestra profesión, nuestros proyectos, nuestras reflexiones... Y las posibilidades que, como digo, la red ofrece para nuestro quehacer profesional. Ambas son complementarias y se retroalimentan.

     Porque si alguna ventaja tienen esto de las redes digitales es que nos conectan. Y una profesión que da tanta importancia como la nuestra a las conexiones, a las interacciones, en suma a la relación entre personas, no puede permanecer al margen de estas redes.

Foto "oficial" del encuentro.

     Cada vez más hay trabajadores sociales que tienen blogs, páginas web, o utilizan internet y las redes sociales para estar informados, compartir y difundir contenidos, participar o intervenir en la realidad social. Es algo que hay que seguir animando y potenciando.

     Otra ventaja que desde mi punto de vista tiene esta presencia en la red de tantos trabajadores sociales es que permite el diálogo entre nosotros. Y a mí me parece fundamental este diálogo. Mediante él reflexionamos, compartimos información, en suma, construimos nuestras intervenciones. Un profesional, un trabajador social aislado difícilmente conseguirá sus objetivos.

     Así que desde este pequeño rincón digital te animo a que te "digitalices" cada vez más. ¡Ah! Y naturalmente sin perder el contacto analógico. Que verse, sentirse, tocarse y estar junto a otros es igual o más importante. ¿No?


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Trabajo social y acción política

Entre las estrategias con las que se intentaba deslegitimar la huelga general de la semana pasada figuraba una, la acusación de que era una huelga "política", que me ha sugerido algunas reflexiones como ciudadano y como trabajador social.

La situación ha llegado a tal nivel y el desprestigio de la política es tan pronunciado que se intenta desconfirmar las movilizaciones sociales tildándolas de "políticas". Comprometerse con alguna causa social es "hacer política". Movilizarse, protestar, criticar... es "hacer política". Intentar cambiar las cosas es "hacer política". Pues claro ¿y qué?.

El problema en el fondo no es si se hace o no política, sino lo sumisos o no que somos como ciudadanos. Está claro que nos quieren así, sumisos, "silenciosos" y, naturalmente, fieles consumidores. Si el personal reflexiona, se vuelve crítico y actúa, los poderosos ven en riesgo sus estrategias.

Nuestra profesión tampoco es ajena a estas presiones. A veces surgen ciertos debates sobre si los trabajadores sociales debemos o podemos participar en movilizaciones políticas, si al comprometernos en política abandonamos nuestra neutralidad y dejamos de ser fieles a los principios que nos inspiran.

Yo pienso todo lo contrario, y aunque seguro que muchos pensaís diferente, a mí me sale de la tripas (últimamente voy aprendiendo a hacerles más caso a mis tripas que a mi corazón o a mi cabeza, dos órganos que al menos en mi caso, suelen equivocarse con bastante frecuencia) participar y apoyar las movilizaciones, actividades y manifestaciones que se están convocando en contra de la política social que las huestes neoconservadoras están aplicando.


Y me siento llamado a participar, no sólo desde mi condición de ciudadano (para lo que no necesito ninguna legitimación, naturalmente, a pesar de que, como señalo más arriba, nuestro querido presidente de la nación prefiera ciudadanos "silenciosos"), sino también desde mi condición de trabajador social.

Porque el trabajo social, desde sus inicios, ha estado siempre comprometido con la reforma social. Ultimamente estoy teniendo oportunidad de revisitar la historia de nuestra profesión, y es una gozada confirmar cómo las pioneras de nuestra profesión, ya hace más de 100 años, estaban comprometidas no sólo con la ayuda a los indivíduos y familias en situación de desventaja social, sino con el cambio de las estructuras y dinámicas sociales que, en aquellos años, estaban generando todo tipo de situaciones de injusticia y desigualdad social. 

     Magnífica campaña de nuestros compañer@s del COTS de Málaga recordándonos algunas cosas.

Ya disculparéis los que estéis teniendo la paciencia de leer esta entrada y no seáis trabajadores sociales, pero a mí me está haciendo pensar mucho comprobar, por ejemplo, cómo y con qué intensidad estaban Jane Addams y el movimiento de los Settlements houses comprometidos con las causas que en aquellos años se libraban: el trabajo infantil, la educación pública, la liberación de la mujer o de las minorías étnicas... También cómo Mary Richmond y las Charity Organization Societies estaban preocupadas tanto por la mejora individual como por la mejora colectiva de las condiciones de vida a través de las reformas sociales y legislativas.


Porque salvando las distancias, la situación actual no deja de tener reminiscencias de la que nuestras pioneras vivieron en aquellos años. Si el liberalismo y el capitalismo salvaje había creado entonces grandes capas de pobreza, que se extendían por toda la clase social obrera, en la actualidad el neoliberalismo y el capitalismo no menos salvaje que entonces, están haciendo lo mismo con grandes sectores de nuestra sociedad actual. La pobreza avanza sin tregua, miles de ciudadanos se ven privados de derechos fundamentales: la vivienda, la sanidad, el empleo, hasta la subsistencia...

Por eso creo que hoy es más necesario que nunca que el Trabajo Social recuerde sus orígenes y, además de seguir trabajando en la ayuda a los que lo están pasando mal, refuerce su papel de denuncia y lidere los movimientos de lucha y reformas sociales. Muchos compañer@s lo están haciendo, comprometidos en diversos ámbitos, y a nivel colectivo están surgiendo movimientos como por ejemplo la Marea Naranja, que pueden servir de eficaces instrumentos en esa lucha.

Si eres trabajador@ social, seguro que sabes de lo que hablo. Y si no lo eres, espero que ahora comprendas un poco más nuestras razones para movilizarnos. Si quieres acompañarnos, estaremos encantados, necesitamos ir todos juntos. 



jueves, 15 de noviembre de 2012

Historia, gracias y esperanza.

La verdad es que no pensaba escribir ninguna entrada hoy. La red imagino que estará echando humo con todas las fotos, comentarios y críticas sobre la huelga de ayer y no quisiera saturar a nadie, pero tengo la sensación de estar viviendo un momento histórico y no puedo dejar de reflejar en este blog algunas de mis sensaciones.

La primera es precisamente que estamos ante un momento histórico. Algunos pensaréis que exagero, pero creo que no. Es un momento histórico para la sociedad española en general, pero quiero referirme especialmente a nuestra profesión. Como trabajadores sociales y junto a otros compañeros de los servicios sociales estamos movilizándonos, organizándonos y luchando por los oprimidos, por los desfavorecidos, por la gente que peor lo está pasando en esta crisis. Asumiendo nuestra función de denuncia, de crítica social, de agentes de transformación social, visibilizándonos, creo que estamos haciendo historia para nuestra profesión en España.

La segunda de mis sensaciones es de agradecimiento. En especial a toda la Marea Naranja, que se ha convertido en un instrumento perfecto para vehiculizar toda esa lucha a la que me refiero. Y en particular a toda la gente concreta que hay detrás de este movimiento, a la que desde aquí también quiero manifestar todo mi reconocimiento: los organizadores, dinamizadores, a los que se dedican al trabajo interno y hacen posible que todos podamos participar de las acciones diseñadas.  Gracias en mi nombre y en nombre de todas las personas por las que luchamos.

Y la tercera de las sensaciones que hoy tengo es la de esperanza. Esperanza de que en las próximas convocatorias de la Marea Naranja estaremos muchos más profesionales, usuarios, amigos y simpatizantes. Esperanza de que gracias a nuestra movilización masiva y junto a la movilización de otra mucha gente, todo va a cambiar a mejor y construiremos una sociedad más libre, más justa y más solidaria.

Ayer fue un día de fiesta. Hoy toca volver a trabajar, con el ánimo renovado y la esperanza por bandera. Nadie está sólo. Somos muchos. Más que ellos, seguro.

martes, 13 de noviembre de 2012

Porque aún tenemos mañana.

      Mañana voy a hacer huelga. Como dice la canción, "nos sobran los motivos". Ahí van unos cuantos de los míos.

 

    Porque en los últimos cinco años hemos experimentado un gran retroceso en nuestro nivel de vida. Al descenso en nuestra capacidad adquisitiva como consecuencia del desempleo generalizado se le ha añadido en el último año un fuerte recorte en nuestros sistemas públicos de protección social, consecuencia del auge de la política neoliberal, lo cual ha supuesto además que nuestra calidad de vida se vea amenazada a niveles que nunca hubiéramos creído. Aunque nivel de vida y calidad de vida están relacionados, no tienen una relación inequívoca y exacta. Por desgracia, ambos ambos están descendiendo en nuestras vidas en una espiral que parece imparable. 

    Porque los trabajadores sociales estamos presenciando en primera línea las consecuencias de todo ello. Una sociedad cada vez más empobrecida, unos sectores de población vulnerable cada vez más desprotegida, personas mayores, menores, discapacitados, inmigrantes, dependientes... pasándolo cada vez peor. Familias cada vez con menos capacidad para superar sus conflictos, estresadas por la búsqueda de la supervivencia, asustadas ante el futuro que se les viene encima. Deshaucios, penuria, estrecheces... Cada vez peor atendidos por el sistema sanitario, por el educativo, por el social, cuyos profesionales se la ven y se las desean para seguir haciendo una labor que hoy es más necesaria que nunca.

    Porque nuestros gobernantes están insensibilizados ante el dolor y el sufrimiento ajenos. No creo que sea por maldad, en la mayoría de los casos. Tan sólo están cegados por una ideología que, a modo de secta, les tiene de acólitos de ese dios llamado mercado. Henchidos de poder se imaginan en el camino correcto, anestesiados ante las consecuencias de la desigualdad social que sus políticas están generando y agrandando. Ungidos por la gloria de las elecciones, sin caer en la cuenta de su ineptitud y escasas aptitudes, creídos de ser los mejores, sin conciencia de la meritocracia que reina en sus partidos.

     Porque en este panorama tan sombrío surgen movimientos ciudadanos que nos reconcilian con la democracia, personas que nos recuerdan el valor de las personas, iniciativas que vuelven a poner la creatividad por encima del horizonte gris que nos envuelve, acciones solidarias, participativas y valientes que nos ayudan a mantener la esperanza de que todo va a cambiar a mejor, si nos empeñamos fuerte en conseguirlo.

     Porque mañana es otro día más para luchar y construir otro mañana diferente al que nos están empujando. Por todo eso, y por unas cuantas cosas más, yo voy a hacer huelga mañana.




miércoles, 7 de noviembre de 2012

Los colibrís se ponen en huelga


L@s que seguís este blog seguro que no hace falta que os explique las razones por las que el próximo miércoles creo que tenemos que secundar la huelga que ha sido convocada.

Para los que aún tengan alguna duda, os recomiendo que leáis detenidamente la entrada que nuestro compañero Joaquín colgó hace unos días en su blog:  Un acto de legítima defensa


Y para los que penséis que las huelgas no sirven para nada, comparto con vosotros este pequeño cuento que Wang me cuenta en numerosas ocasiones:
 

"Aquel día hubo un gran incendio en la selva. Todos los animales huían despavoridos. En mitad de la confusión, un pequeño colibrí empezó a volar en dirección contraria a todos los demás.

 Los leones, las jirafas, los elefantes... todos miraban al colibrí asombrados, pensando qué demonios hacía yendo hacia el fuego. Hasta que uno de los animales, por fín, le preguntó: "¿Dónde vas?
¿Estás loco? Tenemos que huir del fuego".

 El colibrí le contestó: "En medio de la selva hay un lago, recojo un poco de agua con mi pico y ayudo a apagar el incendio". Asombrado, el otro animal sólo pudo decirle "Estás loco, no va a servir para nada. Tú solo no podrás apagarlo".

Y el colibrí, seguro de sí mismo, respondió:
"Es posible, pero yo cumplo con mi parte."