martes, 29 de enero de 2013

Money, money...

De nuevo nuestros colegas bloguer@s han dado en el clavo. Nos proponen escribir una entrada sobre las rentas mínimas de inserción. Tema de actualidad, debate y reflexión obligada (me parece) entre nuestra profesión.


Y no es un tema fácil. Creo que en nuestra profesión el contexto asistencial en general y el uso del dinero en particular son asuntos sobre los que no hemos reflexionado lo suficiente, al menos entre los profesionales que estamos en primera línea de la práctica. Desconozco algo más el tema académico, pero por lo que he tenido oportunidad de consultar, me parece que pasa algo parecido.

Mi postura al respecto de las Rentas Básicas la expuse ya hace tiempo en esta entrada del blog. Entrada que incluso tengo en él como entrada recomendada, porque el tema me parece hoy crucial para la sociedad española y para nuestra profesión como trabajadores sociales. Dejé también en ella una serie de enlaces que son muy útiles para comprender y defender el modelo.

Lo que llevo defendiendo mucho tiempo es que había que desvincular la garantía de supervivencia, la cobertura de las necesidades más básicas, de lo que es inserción. El momento histórico (y a mi juicio algunos errores metodológicos) hizo que las Leyes de Rentas Mínimas que se han desarrollado en España plantearan una prestación económica, destinada a cubrir las necesidades más básicas de la familia, acompañada de una serie de medidas (que luego han sido escasamente desarrolladas) tendentes a favorecer la inclusión social y laboral de los beneficiarios. A cambio se les exigía a éstos una serie de contraprestaciones, con las que se comprometían y que en caso de incumplimiento suponían la suspensión o extinción de la prestación.

El modelo utilizado era claramente de inspiración conductual mediante el cual se pretendía modificar las actitudes que los beneficiarios mantenían y  así lograran su inserción mediante el cambio en las conductas que les habían llevado a estar excluidos.

Y ahí radicaban los principales problemas, que han supuesto no pocas dificultades en la aplicación práctica de estas normas. Por un lado partían de la atribución de que las personas que se encuentran en situación de exclusión social lo están como consecuencia de las actitudes que mantienen. Como bien dice Joaquín en su entrada sobre este tema tal vez sea consecuencia del desarrollo histórico de la acción social en nuestro país y la creencia neoconservadora de considerar a los pobres como vagos e indolentes. En cualquier caso es un viejo debate en nuestra profesión: la atribución de las causas de la pobreza a factores internos del indivíduo o externos de la sociedad. En el caso de estas Leyes optaron por lo primero.

Con lo cual, cuando encontrábamos una persona o familia en las que no se encontraban estos factores internos, no había contraprestaciones que exigir. No diagnosticábamos factores internos al estudiar su situación. Poco a poco cada vez hemos encontrado más familias de esta clase, hasta que la crisis ha hecho que sean mayoría.

Es un problema de deslizamiento de contexto: asistencial, control y terapeútico se mezclan en estas Leyes como un magma en el que la intervención profesional con las personas y familias encuentra no pocas dificultades comunicativas.

Lo diré sin ambages, puesto que lo he defendido siempre. Para todas estas familias, no eran de aplicación las Rentas Mínimas en su formulación normativa actual. Pero claro, aquí venía la otra trampa de estas leyes: la alternativa era la no subsistencia. Y así hemos venido forzando el instrumento, a pesar de que estaba claro que la melodía desafinaba, que la orquesta estaba descoordinada y que el concierto era insoportable. Lo hemos hecho los profesionales, lo han hecho los políticos y creo que, en general, hemos confundido a la ciudadanía.

Las dos cuestiones (la atribución interna y la imposibilidad de negar la subsistencia) han hecho que las Rentas Mínimas sean un instrumento absolutamente ineficiente en estos momentos de crisis. No sirven para familias "normalizadas" en las que el único signo de exclusión social es el haber perdido el trabajo y como consecuencia la renta disponible para sobrevivir.

Y tampoco han servido en muchas ocasiones para las familias en situación de exclusión social. El proporcionar dinero a una familia, por sí solo,  rara vez consigue la inclusión social de la misma. Ni siquiera el acceso al trabajo, en sí mismo, lo consigue. Son necesarios mucho trabajo y multitud de otros apoyos para conseguir ayudar a una familia en situación de exclusión social  a que supere dicha situación. Trabajo, apoyos y recursos que en estas Leyes, como digo, han sido escasamente desarrollados.

La única salida a todo esto es, como digo, garantizar la supervivencia a todas las personas independientemente de sus circunstancias. Y aquí el modelo de Renta Básica es mucho más adecuado que el de las Rentas de Inserción. La instauración de una Renta Básica, un mínimo para que todas las personas puedan cubrir sus necesidades más básicas de alimentación, vestido y alojamiento debe hacerse como un derecho social, ya que estas necesidades está recogidas en la Constitución. Ello permitiría además que los programas de Rentas de Inserción pudieran desarrollarse mucho más claramente y, a pesar de sus deficiencias, conseguir los objetivos que pretenden.

Además de posible es urgente su instauración. Los índices de pobreza y miseria están en nuestro país absolutamente disparados y no podemos esperar más tiempo.

No voy a desarrollar aquí el modelo concreto de Renta Básica que puede proponerse, (destinatarios, cuantías...) porque la entrada se hace muy larga. Lo fundamental, como trabajadores sociales digo, es desvincular subsistencia de inserción. Cómo se haga es algo más secundario.

Para terminar, os dejo este vídeo de la película "Cabaret". Como dicen en él: "cuando el hambre llama por la ventana, el amor huye por la puerta". Os invito a que lo veáis entero. Son poco más de dos minutos de rabiosa actualidad.




jueves, 24 de enero de 2013

Las ratas

"Las ratas"es una novela de Miguel Delibes, que describe muy bien la opresión de los poderosos sobre la gente del pueblo en la España de hace 50 años. En este caso, de los dueños de las tierras sobre los habitantes de un pequeño pueblo rural. Me he acordado de ella cuando me he enterado de algo que ha sucedido en Teruel. Os lo explico.



Pues resulta que en una de las capitales de nuestro querido Reino de Aragón, van sus gobernantes y dejan sin adjudicar el contrato para la desratización del municipio. Seguro que, apurados económicamente como van los municipios, consideraron que no era demasiado importante y que se podía ahorrar en el tema. Si se recorta en Sanidad, Educación, Servicios Sociales, ¿porqué no recortar también en este tipo de limpieza?

Y qué más quisieron las ratas. Como tienen la mala costumbre de reproducirse mucho (no como los aragoneses), comenzaron a invadir algunos lugares del municipio, hasta el punto que los vecinos comenzaron a quejarse. Además las ratas acumulan más defectos y entre ellos está que tienen que alimentarse, por lo cual comenzaron a roer el cableado de fibra óptica que une la sede territorial del Gobierno de Aragón con el Ayuntamiento (desconocemos si las ratas querían denunciar algo con esta acción), dejando sin Internet a este último y dificultando por tanto el trabajo y los servicios de la sede municipal. Enlace a la noticia.

Nada menos que quinientos metros de cable que tiene que ser reparado. Imagino que no se comerían tantos metros, porque si no deben ser las ratas más orondas de Europa, pero debieron hacer el daño suficiente como para tener que repararlo todo.

Ahora el Ayuntamiento tiene que afrontar el gasto de la reparación del cableado además del gasto en el contrato de desratización. 

Y colorín colorado... No, este cuento no se ha acabado.

Porque es un lamentable, frecuente y  magnífico ejemplo del funcionamiento de nuestros políticos y gobernantes. Con sus recortes y su visión cortoplacista pretenden ahorrar no se sabe muy bien cuánto. Pero la realidad se impone y terminan gastando mucho más. Sólo miran el balance de resultados y así están quebrando la economía del pais. No distinguen gasto de inversión, y prevención para ellos es un concepto tan lejano... ¿Acaso pensaron que las ratas no se reproducirían? ¿Estos son los políticos que nos quieren dar lecciones de economía, austeridad y buena administración?

Llevemos por un momento todo este argumentario al campo de lo social. Todos los recortes en los sistemas públicos de protección social... ¿creen de verdad que no va a tener consecuencias? ¿Acaso no saben que al final vamos a tener que gastar mucho más en arreglar y reparar los destrozos sociales que los recortes están dejando que el dinero que se pretende ahorrar haciéndolos?


Personalmente creo que sí lo saben, pero no les importa. No les importan las bolsas de pobreza que se están creando, les traen sin cuidado los graves problemas familiares que el progresivo empobrecimiento de la población y la falta de protección social están causando. Les importa un bledo el coste en términos de sufrimiento humano que todos estos recortes suponen y les da igual que a nuestro país le vaya a costar décadas y una cantidad ingente de recursos económicos el devolver a la población a un nivel digno de bienestar social.

Lo dicho: son ratas. Sucias y asquerosas ratas.





martes, 22 de enero de 2013

En tierra de nadie

Suelo publicar una entrada por semana. Me gusta trabajar un poco los temas antes de publicarlos, reflexionar, documentarme y necesito este ritmo para poder hacerlo. Esta semana sin embargo voy a incumplirlo y publico esta entrada un poco apresuradamente.


Me entenderéis enseguida. El blog me sirve para muchas cosas y hoy por recomendación de Wang lo voy a utilizar un poco como denuncia y otro poco como catarsis. Y es que es muy duro descubrir los planes de la PPolítica Social para los servicios sociales municipales. Enlace aquí. 

Un sistema de servicios sociales que se había asentado en España sobre los Ayuntamientos y las entidades locales, como la administración más cercana al ciudadano y la que mejor podía valorar qué servicios sociales se necesitaban en cada lugar. Con todos sus problemas, (que conozco de primera mano, pues no en vano llevo trabajando casi 25 años en el sistema), era uno de nuestros rasgos diferenciadores respecto a otros sistemas (educación, sanidad...) y si se sabía gestionar, era una de nuestras fortalezas.

Pues de un plumazo estos PPgobernantes (ya no tengo ni calificativos para ellos), se cargan esta señal identitaria de nuestro sistema con argumentos sobre la reforma y eficacia, eficencia, no duplicidad y no sé cuantas mentiras más de la Administración Local. Argumentos que no se sostienen en sí mismos, y sobre los que se toma una decisión que va a ocasionar más dolor a nuestros ciudadanos y además va a resultar a medio y largo plazo mucho más cara, incluso en términos económicos.

Una vez más no es gestión. Es ideología. Pura y dura ideología que va destinada al desmantelamiento del Estado de Bienestar y de la protección social que supone.

¡Como si el problema de los Ayuntamientos fuese el gasto que han soportado en Servicios Sociales! Unos Ayuntamientos endeudados no por los Servicios Sociales, sino por la megalomanía, egoísmo y narcisismo de unos políticos embarcados en megaproyectos municipales de altísimo coste y nula rentabilidad social, aunque en muchos casos, altamente rentables para ellos y sus amigotes.

Unido a esta reforma, que deja los Servicios Sociales fuera de los Ayuntamientos, se une la desaparición del Plan Concertado enlace, con la que el Estado culmina su abdicación total respecto al Sistema.


Quedan así los Servicios Sociales en manos de las Comunidades Autónomas. Me imagino el panorama que nos espera. Para muestra, os voy a poner un botón y os propongo que hagáis una prueba. En Aragón, entrad en la página web oficial del Gobierno de Aragón. Veréis unos dibujitos que hacen referencia a los temas que pueden accederse desde la página. 
 
Empleo, Salud, Vivienda... ¿No está Servicios Sociales como tema? ¡Ah!, tal vez pulsando en "ver más temas...".

¡Tampoco! De un total de 40 temas, ninguno hace referencia a Servicios Sociales como Sistema. Cultura, Educación, Deportes, Salud... Todos tienen su enlace, menos los Servicios Sociales, dispersos y confundidos entre distintos temas que sí los tienen: Infancia, Familias, Tercera Edad, Dependencia, Inmigración...

Pues esta es la Administración que, a partir de ahora, va a gestionar en exclusiva el Sistema de Servicios Sociales. Una Administración Autonómica que ni siquiera los reconoce.

Como vengo diciendo desde hace un tiempo: negro panorama y negro futuro nos espera.

miércoles, 16 de enero de 2013

Desnud@s

Hoy voy a comentar una de esas noticias, cada vez más frecuentes, que me desconciertan. Es el caso de las madres que han hecho un calendario erótico con el propósito de recaudar fondos para recuperar el transporte escolar de sus hijos. ENLACE

 

     La cosa ha sucedido en la C. A. de Valencia, donde los recortes de educación se han concretado, entre otras repercusiones, en la desaparición de algunas rutas de transporte escolar. Los responsables políticos de la Consellería utilizan el eufemismo de "redistribución" para justificar lo que no es más que eso, un puro y duro recorte de servicios y derechos.

     Y en un Colegio donde han sido agraciados con esa redistribución, quedándose sin transporte escolar, va un grupo de madres y realizan un calendario en el que posan semidesnudas para, con su venta, recaudar fondos y financiar con ello un microbús para sus hijos.

     La noticia apareció ya en Noviembre del pasado año, y ha sido en este Enero cuando ha vuelto a salir en los medios ya que al parecer han conseguido su objetivo y ya tienen transporte escolar hasta final de curso. Pues nada, enhorabuena.

     Por razones obvias, he realizado un seguimiento de la noticia. Otros compañeros, como Nacho, también la han comentado. A mí, todo este fenómeno de colectas, tómbolas y solidaridades varias con el que se están parcheando los agujeros de necesidades que los recortes en política social están dejando me tiene muy removido.  Me promueven, como ya os he comentado en otras entradas, sentimientos encontrados.

     Esta noticia en particular me desagradó desde el principio, cuando ví el titular. También os tengo que decir que conforme he ido leyendo alguna cosa más no me ha desagradado tanto. Aunque el calendario tiene el fin de recaudar fondos, no es una acción aislada, sino que forma parte de un conjunto en el que se denuncia, se protesta y se reclama la injusticia de que consideran han sido objeto. 

      Por otra parte, no me negaréis que hace falta cierto grado de compromiso y de valentía para posar en un calendario que van a ver tus vecinos durante todo el año y además someterse al juicio público por semejante acción: que si es una "idea chabacana", que "si lo siguiente será la prostitución"... han sido algunos comentarios que ha recibido la noticia, y tiene cierto mérito el aguantarlos.

     Nada diferente hasta aquí de otras iniciativas de este corte que están desgraciadamente apareciendo cada vez con más frecuencia. Unas más inclinadas hacia el asistencialismo, otras hacia la denuncia y en todas la pregunta de si el fin justifica los medios.

     Pero en esta noticia, como en casi todas que me llaman la atención, había algo más. Algo de lo que no era consciente y que me dejaba especialmente intranquilo. Hasta que Wang  me lo ha señalado.

     ¡Estos niños no tienen padres! Todas las noticias hacen referencia exclusivamente al grupo de madres que ha puesto en marcha la iniciativa. ¿Y los padres de los niños? Como si no existieran. Si nos atenemos a las noticias, o no les interesa la educación de sus hijos o no están de acuerdo con la manera de reclamar el transporte. 

     Aunque puedo imaginar que haya algo de lo segundo, estoy seguro que los padres, igual que las madres, están ocupados y preocupados en la educación de sus hijos. Porque me niego a creer que hoy, en esta España del siglo XIX, perdón XXI, sigan los roles de género tan sesgados como para estar los padres dedicados al trabajo y sustento de la familia y las madres a la crianza y educación de los hijos. Aunque sea el tipo de familia que algunos añoran y suspiran, creo que está superada. O tal vez no.

     De cualquier manera, contradictorio que es uno, vaya mi crítica a la iniciativa de estas madres al tiempo que mi enhorabuena por hacerla. Y una idea: en el siguiente calendario que salgan desnudos ellos.

      No, los padres de los niños, no. Los políticos (y las políticas) responsables de los recortes.

miércoles, 9 de enero de 2013

Homo antecessor

     El homo antecessor es la especie homínida más antigua de Europa, ancestro del homo neanderthalensis y por tanto antepasado nuestro, los homo sapiens. Sus fósiles fueron descubiertos en los yacimientos de la sierra de Atapuerca, en Burgos, donde parece ser que vivió esta especie hace la friolera de unos 800.000 años. 

 


¿Que por qué os hablo de estos homínidos? Pues sobre todo, porque eran buena gente. El estudio de sus fósiles ha revelado, entre otras muchas características apasionantes, que se ocupaban de los enfermos y discapacitados. En concreto, el cráneo de un niño de unos 10 años con una grave malformación congénita ha sugerido a los científicos que se dedican a esto la hipótesis de que para alcanzar dicha edad tuvo que ser atendido y cuidado con esmero en su comunidad.
 
     Como trabajador social, pensar que ya por el Pleistoceno medio nuestros ancestros habían desarrollado una forma de protección de los débiles, es algo que me hace reflexionar. No puedo evitar echar a volar la imaginación y pensar en aquellas primitivas comunidades, mucho antes de que aparecieran los Estados, organizándose para dedicar tiempo y recursos al cuidado de los ancianos y desvalidos. Imagino algo así como unos paleo-servicios sociales.

    Lamentablemente la Historia no avanza de forma lineal, y posteriormente surgieron especies y comunidades que, lejos de proteger a los débiles, los abandonaban a su suerte para que murieran y fueran devorados por los animales, pues eran considerados un estorbo para el conjunto.

        Entre estas dos dialécticas se ha debatido y se debate la especie humana. Cuidar del que no puede hacerlo por sí mismo... ¿es algo propio de la naturaleza del ser humano o es algo anti-natura, una carga insostenible para la especie en general?

     No puedo dejar de pensar en esto cada vez que oigo que los Servicios Sociales, la Sanidad o la Educación son algo insostenible. Si en una sociedad moderna, con toda su riqueza, consideramos insostenibles los Sistemas Públicos de Protección social es porque los débiles, los desfavorecidos, los enfermos y discapacitados nos importan más bien poco. Y si esas manifestaciones se hacen en sociedades como la española, donde tradicionalmente hemos dedicado al gasto social un porcentaje muy inferior al de otras sociedades avanzadas, la cosa ya raya el cinismo.

   
     Así que desde aquí quiero apelar a ese gen que seguro hemos heredado del Homo antecessor y denunciar de nuevo todos y cada uno de los recortes que se están haciendo en política social. Desproteger a los débiles va contra nuestra naturaleza y los que están recortando o y/o justificando los recortes en prestaciones, dependencia, pensiones, desempleo, becas de comedor o servicios sanitarios, sociales o educativos tienen más de animales que de humanos.

      Y si nuestros gobernantes no se dan por aludidos, les contaré otra cosa: el Homo antecessor practicaba el canibalismo. Y seguro que lo hacía en defensa propia. Eran buena gente.

   

miércoles, 2 de enero de 2013

De la ciencia a la caridad.

Los blogueros pioneros en el arte de las video-conferencias nos propusieron que antes de la siguiente quedada digital escribiéramos todos una entrada sobre los repartos de alimentos, que fue un tema que abordaron durante la reunión. Aquí está la mía.

 



Porque los compañer@s  hicieron bien en hablar de ese tema y en proponernos que escribiéramos sobre él. Creo que toda la profesión debe reflexionar sobre esta regresión a la beneficencia que estamos experimentando en nuestro país. Como trabajadores sociales tenemos la obligación de analizarlo y posicionarnos. Y nada mejor que el diálogo entre profesionales para ir reflexionando y tomar postura.

En cuanto a mi postura la he ido desarrollando en este blog en algunas entradas, por ejemplo en La vida es una tómbola... y en otras. Pienso seguir haciéndolo, pues me parece un tema capital en estos momentos.

Pero a veces una imagen vale más que mil palabras (sólo a veces). Y andaba yo pensando en estas cosas cuando me asaltó la imagen que encabeza esta entrada. Como bien sabréis, desde que Joaquín  las ha revolucionado, andan las imágenes asaltándonos sin piedad y en concreto ésta me ha tocado a mí.

Me la encontré en un viaje a Vitoria, durante una visita al Museo de Bellas Artes de Álava. Se trata de una pintura de Ignacio Díaz Olano, un influyente pintor alavés de los siglos XIX y XX. El cuadro se llama "El Restaurante" y a mí me parece una magnífica descripción de la desigualdad.

A este lado, dentro del restaurante, la sociedad opulenta, despreocupada. Al otro lado del cristal, a la intemperie, la sociedad necesitada,  aterida, que mira a la primera de una manera que no me atrevo a describir. (Os dejo a vosotros que la interpretéis).

En esta España donde tanto ha crecido últimamente la desigualdad (os dejo un enlace del colectivo Ioé con unos reveladores datos), esta imagen es representativa de lo que se está generando. Una sociedad polarizada, donde unos pocos cada vez tienen más y grandes sectores de la misma cada vez con más necesidades.

Por mi parte me imagino a las señoronas de este cuadro, que tan bien parecen haber comido, unas horas más tarde acudiendo a algún acto benéfico. Tal vez regenten una tómbola en beneficio de los niños huérfanos, o se dediquen a repartir bolsas de alimentos a los necesitados. A lo mejor hasta, paradoja de las paradojas, la mujer del otro lado del cristal es una de las afortunadas receptoras de su caridad. Y les dará las gracias, entre humillada y momentáneamente aliviada. Y las señoronas se irán a su casa, satisfechas y regocijadas en su bondad.

Reconstruir los Servicios Sociales y asentarlos en derechos sociales es el único camino posible para evitar que escenas como ésta y como la que he imaginado que sucedería después, se conviertan en la forma predominante de la acción social. Como bien nos demuestra nuestro amigo y profesor Miguel Miranda en su libro "De la caridad a la ciencia. Pragmatismo, Interaccionismo simbólico y Trabajo Social." el Trabajo Social surgió como profesión a raíz de "hacerse una serie de preguntas: sobre el porqué de los problemas sociales, de la desigualdad social, (...) sobre el cómo intervenir y sobre el desde donde intervenir".

Ese fue el motor que llevó a la superación de las prácticas altruistas y filantrópicas, basadas en la buena voluntad y el conocimiento ordinario y a su sustitución por prácticas profesionales basadas en el rigor metodológico y el conocimiento científico.

Ahora que desde los poderes públicos y desde grandes instituciones se está proponiendo como solución a los problemas sociales la vuelta a esas prácticas filantrópicas y caritativas y las aplauden como expresión de la solidaridad ciudadana, desde el Trabajo Social tenemos mucho que decir. Nosotros ya hemos recorrido el camino de la caridad a la ciencia, como para ahora permitir que caminemos de la ciencia a la caridad quedándonos cruzados de brazos.

Nos vemos en el tajo.