martes, 25 de junio de 2013

Pereza

Como corresponde a una buena crisis, todo se vuelve caótico y desconcertante. Y yo lo reconozco, estoy desconcertado. Sobre todo ante algunas respuestas que se están dando desde diferentes instituciones y administraciones a los problemas que esta crisis ha generado.


Es desesperante. No pasa un sólo día en que no tengamos alguna noticia sobre que un Ayuntamiento, una Comunidad Autónoma o alguna otra institución ha aprobado alguna medida o Plan para solucionar, abordar o paliar algún efecto de la crisis. Que si escolares que pasan hambre, que si familias desahuciadas...

Al principio, tengo que reconocer que me interesaban esas iniciativas. Algunas me parecían hasta interesantes. Ya no. Me da una pereza mortal. Os diré por que.

En primer lugar, porque en el 99 % de las ocasiones no son sino meras medidas asistencialistas, que lejos de abordar las causas de los problemas se dedican a paliar los efectos que esos problemas causan.

En segundo lugar, porque suelen estar propuestas con toda pompa y boato, a la mayor gloria de la institución que la propone, quien deja bien claro:
                              a) que ha descubierto la piedra filosofal de la acción social y 
                              b) que es más solidario, bueno, moderno y eficaz que nadie

Tercero, porque en otro gran porcentaje son propuestas por administraciones o posturas políticas que al mismo tiempo mantienen las estructuras y causas de la crisis. En una postura cínica donde las haya ejecutan políticas contradictorias. Siguiendo la metáfora clásica diríamos que los mismos que expulsan a la gente del tren se dedican a recoger a algunos para subirlos de nuevo y poder echarlos. Lo del Plan contra la Pobreza Infantil del Ministerio de Servicios Sociales no tiene calificativos.

Cuarto, porque jamás son propuestas estructurales. Son ocurrencias, propuestas puntuales, presupuestos sacados de aquí y allá, que probablemente no tengan continuidad y que cuando no puedan disponerse de ellos se eliminarán utilizando la más sucia propaganda para decir que ya no hacen falta.

Quinto. Porque si de verdad quisieran hacer algo para la gente que peor lo están pasando aprobarían medidas coordinadas, consensuadas incluso a nivel nacional (sí, nacional). Porque se reforzarían las estructuras y sistemas (por ejemplo el de Servicios Sociales) para que pudieran cumplir su función. Porque se aprobarían leyes como la de Renta Básica u otras donde se garantizara el derecho a la vivienda o al trabajo.

Pues eso. No se si será el comienzo del verano, pero todas estas medidas me dan una pereza...



miércoles, 19 de junio de 2013

La diligencia

Vuelven los de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) a darnos lecciones. ¡No aprenden, pobres (*), ni cuando se equivocan! Ahora nos salen con los permisos por muerte de familiares, que les parecen excesivos.  Si de verdad esta gentuza representa al empresariado español, nuestro país no va a volver a generar riqueza y empleo hasta dentro de unos siglos.


Os pongo el enlace, que no tiene desperdicio. Otra perla de esta cuadrilla. Un dirigente de la misma que viene a decir que cuatro días de permiso por el fallecimiento de un familiar de primer grado son excesivos porque en nuestro país ya no se viaja en diligencia.

By William Henry Bishop [Public domain], via Wikimedia Commons
Se puede ser más abyecto, seguro, pero es difícil. Este personaje debe pensar que ante la muerte de un familiar de primer grado (tu padre o tu madre, por poner un ejemplo), lo mejor que puedes hacer es ir al entierro rapidito y volver a trabajar enseguida. Total, los funerales suelen durar más bien poco, con lo que no hace falta dedicarles mucho tiempo.

Seguro que habrá hecho cálculos como éstos: una media de dos horas para los desplazamientos. Otra hora para el funeral. Y otra hora para llorar un rato con los familiares y allegados (eso si eres débil y lloras la muerte de tus familiares) y para hacer el papeleo. Total: cuatro horas. Aún te queda jornada para trabajar.¿Dónde vamos haciendo en cuatro días lo que se puede hacer en cuatro horas? Así va España, pensará sin duda.

Por mi trabajo me toca acompañar numerosos procesos de duelo. Sé del golpe, el vacío, el dolor y el sufrimiento que la muerte de un ser querido deja. Presencio frecuentemente la dificultad para recuperarse de las heridas invisibles que estos fallecimientos conllevan.  En la mayoría de las ocasiones, es recomendable y necesario recuperar cuanto antes las rutinas y la vida normal. Pero a su tiempo. Hay que tener tiempo para llorar, para acompañar y sentirse acompañado, para que las cosas vuelvan a su lugar tras el periodo de crisis que acaba de atravesarse.

Le diría al sujeto que ha manifestado semejante ocurrencia éstas y otras muchas cosas en relación a los procesos de duelo, pero dudo que las entendiera. Así que me limitaré a explicarle algo que él mismo ha nombrado: la diligencia. Además de una película de John Ford y un antiguo vehículo de transporte, hay otro significado que debiera conocer:

Diligencia: definición
  1. f. Cuidado, prontitud, agilidad y eficiencia con que se lleva a cabo una gestión.
Pues eso, que se aplique el cuento y sea más cuidadoso en las responsabilidades que le toca gestionar, porque con estas manifestaciones ha demostrado de todo, excepto diligencia.

(*) Eufemismo utilizado para nombrar a estos personajes, que en el fondo son tan pobres que no tienen más que dinero.

martes, 11 de junio de 2013

Pepe Gotera y Otilio

Anda el ejercito neoliberal francamente ocupado en el desmantelamiento de cualquier cosa que huela a bien público. Consagrada la individualidad y enaltecido lo privado hasta el paroxismo, no nos queda más remedio que defender y reivindicar los servicios públicos.


 La Reforma de la Administración Local que trama nuestro des-Gobierno nacional no deja de ser sino un ataque más a estos servicios públicos. Ya la he comentado en varias entradas, por ejemplo en Acróbatas sin red o en Sentenciados, así que no os cansaré más con los argumentos que nos sobran para oponernos a semejante reforma.

Si os diré que me parece una de las reformas más sucias y rastreras (que ya es decir) de todas las que han diseñado esta banda. Primero por los argumentos con que se realiza (la sostenibilidad, la no duplicidad, la eficacia...) Memeces que a los que trabajamos en la administración local no nos dan más que grima. Estupideces burdas con las que intentan ocultar la verdadera estrategia: hacer negocio para unos pocos.Y segundo por que ataca a uno de los sistemas más débiles de toda la protección social, que se ocupa a su vez de la protección de las personas más desfavorecidas.

La cuestión es que mañana, 12 de junio, tenemos una oportunidad para mostrar nuestro desacuerdo. Todos los Servicios Sociales estamos convocados a la protesta general en toda España en contra de esta Reforma de la Administración Local y en contra de la privatización y extinción de los Servicios Sociales. Os dejo aquí algún enlace. 



Las razones para protestar son muchas, pero yo las suelo resumir en una. Esto no es una reforma, es una chapuza. Me recuerda a los tebeos infantiles de Francisco Ibáñez, "Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio". No se si los recordáis, pero eran una pareja de albañiles cuyos trabajos siempre terminaban en desastre.


Lo que están haciendo los políticos actuales no es más que una versión moderna de estos Pepe Gotera y Otilio. En materia de Servicios Sociales, que es lo que más conozco, es un disparate tras otro. Sin norte ni planificación, sin criterios ni preparación alguna, con información sesgada y llenos de prejuicios, los politicos actuales gestionan los Servicios Sociales creyendo que saben lo que hacen. Igualito que los dos personajes que os nombro. Y el resultado, igual en un caso que en otro. La destrucción y el caos.

Solo que entre unos y otros también hay diferencias. Pepe Gotera y Otilio eran torpes, pero graciosos e inocentes. Estos también son torpes, pero de inocentes no tienen un pelo. Y de graciosos tampoco.



miércoles, 5 de junio de 2013

Obituario involuntario

Un obituario es la sección de un periódico en la que se informa de las muertes sucedidas. Según la definición de la wikipedia, el obituario intenta dar un recuento de la textura y el significado de la vida de alguien que ha muerto recientemente.


Ultimamente mi blog ha tenido que desarrollar esta función de obituario. Nada menos que en tres ocasiones en poco más de un mes (y por poco no tuvimos que lamentar una cuarta), he difundido la noticia de la muerte de una compañera. Cuando me hice eco de la primera, Celia, una trabajadora social argentina asesinada por un paciente psiquiátrico al que atendía, pensaba que estaba ante algo excepcional, verdaderamente infrecuente.


Al poco Marisel, esta vez una compañera uruguaya, encontró la muerte a manos de una persona con la que había tenido un encuentro profesional, fugaz, pero suficiente para que quedara obsesionado con ella. Con esta segunda noticia, comencé a tener la amarga sensación de que estas muertes no eran sino la punta de un negro iceberg. Probablemente muchas de estas noticias nos estaban pasando desapercibidas.

Como decía en mis primeras reflexiones sobre la noticia de Celia, como trabajadores sociales convivimos con la violencia y tratamos con personas cuyo sufrimiento y problemas se traducen en muchas ocasiones en agresividad. Ocupamos para estas personas, siquiera temporariamente, lugares importantes, y esto nos coloca en blancos ocasionales de esa agresividad.

Eso le ocurrió a la compañera de Vizcaya cuya noticia relaté en una tercera ocasión, una educadora social salvajemente agredida por un usuario de uno de los pisos de acogida en los que trabajaba.

Con esta tercera noticia comencé a tener la certeza de que tal vez estamos ante un fenómeno demasiado frecuente. Las agresiones y la violencia contra profesionales ocurren a diario en todos nuestros entornos. Las más de las veces son pequeñas y las manejamos con la dificultad propia de estas situaciones, pero a veces se hacen grandes y tenemos que lamentar noticias como las que estamos comentado.

Un denominador común me he encontrado en todas ellas. Son noticias que suelen pasarnos desapercibidas. A no ser que estemos  muy cerca de ellas, nos enteramos de ellas practicamente por casualidad. Al menos eso me ha pasado a mí.

Tal vez nos cuesta mirar la violencia. Es fea y desagradable. Duele. 

Por mi parte, preferiría publicar en mi blog entradas de otro tipo, pero me siento en la obligación de darle difusión a estas noticias, en un pobre intento de que no pasen tan de puntillas y podamos reflexionar sobre ellas.

Noticias como la que tengo que comentar a continuación. Otra muerte. Otra pérdida para nuestra profesión. Otra compañera agredida y asesinada. Esta vez se trata de Laura, una trabajadora social argentina cuya función era asistir a procesados judicialmente y ex convictos. Como siempre en estas noticias, nada está claro, pero parece que fue brutalmente agredida por uno de ellos.

Sus compañeros de la institución donde trabajaba, el Patronato de Liberados de la Provincia de Buenos Aires, han convocado tres días de paro y llevan años denunciando las condiciones de trabajo de las asistentes sociales. Transcribo sus manifestaciones:

      “Hace dos años que venimos denunciando cuáles son las condiciones de trabajo de las asistentes sociales. Son amenazadas, sufren agresiones y hasta intentos de violación ”. El PdL se ocupa de todos aquellos que por disposición judicial deben estar bajo tutela, asistencia y tratamiento, y de quienes han cumplido sus condenas y requieren asistencia social tras salir de prisión.
      Reclaman que las asistentes sociales “vayan en equipo, que por lo menos sean dos personas las que vayan a visitar a los tutelados, y que sea en un vehículo oficial, no en los suyos propios”. Para eso, debería nombrarse más personal: “Ocurre que cada trabajadora debe trabajar por lo menos con 30 expedientes, pero hay quienes tienen cien ”. Enlace al Manifiesto de FAAPSS.

Como decía al principio, si algo tiene sentido de este obituario involuntario en el que se ha convertido mi blog es intentar dar un significado a la muerte de esta compañera. Y creo que nada mejor para ello que hacer mías las manifestaciones de sus compañeros.

En estos tiempos de recortes, de precarización de los empleos, de profesionales atendiendo muchas más personas de las que pueden, de empresas e instituciones sociales recortando en personal... la violencia tiene mucho más riesgo de suceder. 

La pregunta es siempre la misma. ¿Nos protegemos lo suficiente? o más bien ¿Estamos suficientemente protegidos en el ejercicio de nuestra labor? 

Porque con la primera noticia yo pensé que estábamos ante un accidente. Ahora creo que estamos ante una violencia asociada al modo de ejercicio de nuestra profesión. Por tanto, evitable.

Me gustaría que opináseis al respecto.

Gracias a Ana Cuello por proporcionarme la información sobre el desgraciado suceso de Laura, a cuyos familiares, amigos y colegas trasmito desde aquí mis condolencias.

P.D. Si alguien conoce de algún estudio o investigación sobre violencia y agresiones a trabajadores sociales, os agradecería que me proporcionáseis la referencia.