jueves, 15 de noviembre de 2012

Historia, gracias y esperanza.

La verdad es que no pensaba escribir ninguna entrada hoy. La red imagino que estará echando humo con todas las fotos, comentarios y críticas sobre la huelga de ayer y no quisiera saturar a nadie, pero tengo la sensación de estar viviendo un momento histórico y no puedo dejar de reflejar en este blog algunas de mis sensaciones.

La primera es precisamente que estamos ante un momento histórico. Algunos pensaréis que exagero, pero creo que no. Es un momento histórico para la sociedad española en general, pero quiero referirme especialmente a nuestra profesión. Como trabajadores sociales y junto a otros compañeros de los servicios sociales estamos movilizándonos, organizándonos y luchando por los oprimidos, por los desfavorecidos, por la gente que peor lo está pasando en esta crisis. Asumiendo nuestra función de denuncia, de crítica social, de agentes de transformación social, visibilizándonos, creo que estamos haciendo historia para nuestra profesión en España.

La segunda de mis sensaciones es de agradecimiento. En especial a toda la Marea Naranja, que se ha convertido en un instrumento perfecto para vehiculizar toda esa lucha a la que me refiero. Y en particular a toda la gente concreta que hay detrás de este movimiento, a la que desde aquí también quiero manifestar todo mi reconocimiento: los organizadores, dinamizadores, a los que se dedican al trabajo interno y hacen posible que todos podamos participar de las acciones diseñadas.  Gracias en mi nombre y en nombre de todas las personas por las que luchamos.

Y la tercera de las sensaciones que hoy tengo es la de esperanza. Esperanza de que en las próximas convocatorias de la Marea Naranja estaremos muchos más profesionales, usuarios, amigos y simpatizantes. Esperanza de que gracias a nuestra movilización masiva y junto a la movilización de otra mucha gente, todo va a cambiar a mejor y construiremos una sociedad más libre, más justa y más solidaria.

Ayer fue un día de fiesta. Hoy toca volver a trabajar, con el ánimo renovado y la esperanza por bandera. Nadie está sólo. Somos muchos. Más que ellos, seguro.

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