sábado, 21 de septiembre de 2013

Memorias de un hombre invisible. (Primera parte)

Vengo dándole vueltas últimamente a algunas reflexiones que de vez en cuando suelo rumiar. Tienen que ver con cuestiones que comentamos muchas veces en la profesión del Trabajo Social y también en el Sistema de Servicios Sociales: hay que visibilizar lo que hacemos, explicar para qué servimos, proporcionar datos sobre nuestras intervenciones y su eficacia...


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Siempre he estado de acuerdo con esa especie de consenso en que uno de los grandes debes de nuestra profesión eran estas cuestiones. Somos una profesión de mucho hacer y de poco escribir, nos hemos dicho muchas veces. Nuestra producción escrita, nuestro legado científico impreso es más bien escaso. Nuestras historias sociales y nuestras intervenciones sociales adolecen de un adecuado registro escrito de su planificación y ejecución.

Y al Sistema de Servicios Sociales le ha pasado igual. No se recogen adecuadamente los datos sobre su impacto, sobre sus intervenciones o sobre su eficacia. Por eso es muy difícil luego defender las políticas sociales.

No se muy bien porqué, pero progresivamente me he ido encontrando cada vez más a disgusto en este discurso. Sigo compartiéndolo, pero lo intuyo cada vez más errado. Y un tanto injusto.

Vayamos por partes. Aunque antes haré una reflexión general sobre nuestra profesión. Creo que somos demasiado autocríticos con nosotros mismos y que nos valoramos poco. Ale, ya está dicho.

Sobre la producción científica. En primer lugar, a mí no me parece tan escasa. Las revistas, artículos, trabajos, tesis... sobre Trabajo Social, Servicios Sociales, Intervención Social y materias afines son innumerables. Que debería haber más... Seguro. Que las consultamos poco... Probablemente. Que algunas debieran tener más calidad... Es posible. En todo caso, creo que son cuestiones que compartimos con el resto de disciplinas y profesiones.

Por otro lado esto de la ciencia a veces nos confunde. Las ciencias sociales son diferentes de las ciencias naturales y estamos siendo traicionados por ese paradigma que dice que sólo estas últimas son verdaderamente científicas. Hay mucha literatura respecto a esta dialéctica entre los diferentes tipos de ciencias. Yo me limitaré aquí a señalar dos consecuencias de ese paradigma al que me refiero: 
- en materia de ciencias sociales todo el mundo, independientemente de su formación y preparación, se siente legitimado para opinar, proponer, diseñar, discutir...
- tendemos a utilizar lenguajes y conceptos propios de las ciencias naturales para justificar o explicar fenómenos propios de las ciencias sociales, en un afán de darle "verdadera cientificidad" a nuestro trabajo.

En Psicología, o Medicina, profesiones a la cuales frecuentemente miramos, hay problemas y debates parecidos. Se piensa en general que cuanto más se aproximen ambas a las ciencias naturales más científicas son. Esto explica en parte las corrientes dominantes en ambas en torno, por ejemplo, a los trastornos mentales, en las cuales toda la complejidad bio-psico-social en su génesis y su tratamiento queda reducida a los aspectos biológicos, los únicos verdaderamente objetivables en términos de ciencia natural. Afortunadamente están surgiendo corrientes críticas ante los errores y consecuencias que ha tenido este reduccionismo. 

Esta hipervaloración de las ciencias naturales en nuestra sociedad es algo que impide en parte que nuestra profesión obtenga toda la atención, legitimidad y reconocimiento social que la función social que realizamos merece. Pero del mismo modo que estoy seguro de que somos en parte corresponsables de ello también lo estoy de que no debemos cargar con la principal responsabilidad.

(Continuara....)

4 comentarios:

  1. Hola Pedro,
    no hace mucho tiempo, un chico de veintipocos años, estudiante de ADE, me dijo la siguiente frase: "Si no eres ingeniero no eres nadie". Y esto que puede parecer tan fatalista es una realidad y explica muchísimas cosas, o más bien las resume, acerca del poco reconocimiento de recibe en nuestro país nuestra profesión y muchas profesiones de ciencias sociales.
    ¿Qué piensa la gente de las ingenierías? Que son carreras duras, que te ponen unos exámenes que ni que fueras a trabajar en la NASA, que son los reyes de la tecnología y lo que se inventa y progresa es gracias a ellos.
    ¿Qué piensa la gente de las ciencias sociales? Que son una coña de carrera que todo el mundo se puede sacar con buenas notas.
    El daño que esto ha hecho al Trabajo Social y otras ramas de ciencias sociales ha sido mortal.
    Si eres trabajador social y estás en paro, pues haber estudiado ingeniería en lugar de una carrera facilita.
    Los que ejerceis la profesión, ¿pensais acaso que es fácil? Igual no se ponen los exámenes tan retorcidos como en las carreras de ciencias naturales, pero el trabajo en sí es dificilísimo, porque se trata de trabajar con personas y allí os podéis encontrar con lo inimaginable.
    Desgraciadamente, no soy creativa. Pero ya me gustaría serlo para hacer lo que sea para que que se nos reconozca más. Si fuese así tendríamos mucho más empleo. No somos menos necesarios que los de ciencias naturales. Y si no, mira lo que pasa en los países donde las ciencias sociales se valoran más que en España.
    Un saludo

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  2. Tienes razón, amiga. Nuestra profesión es compleja y difícil por que trabajamos con personas, y eso es justo lo que la hace tan apasionante. Saludos.

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  3. Aunque discrepo con el artículo, me ha parecido muy interesante. De hecho, lo estoy citando en mi comunicación del congreso de TS ¿qué te parece? Apareciendo en referencias bibliográficas y todo... ;-)

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  4. Todo un honor, Belén. Con ganas de leer tu comunicación. Saludos.

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Gracias por comentar.