miércoles, 5 de diciembre de 2012

El arte de amargarse la vida

"Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo. El vecino tiene uno. Así, pues, nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: ¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mí. ¿Qué puede ser? Yo no le he hecho nada; algo se habrá metido en la cabeza. Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida. ¿Por qué no ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como éste le amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él. Sólo porque tiene un martillo. Esto ya es el colmo. Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir:"buenos días", nuestro hombre le grita furioso:"¡Quédese usted con su martillo, so penco!"."

No, esta vez no se trata de un cuento de Wang, aunque bien podría serlo. Esta vez se trata de un cuento que contiene un libro que recomiendo con frecuencia. Todo un tratado de cómo nuestras actitudes y percepciones ante la vida nos hacen andar por ella quemados y amargados.

No suelo recomendar libros en este Blog pero éste, si no lo conoceís, no dudéis en leerlo en cuanto tengáis oportunidad. Es un libro pequeño y además el estilo del autor (Paul Watzlawick, un psicoterapeuta de obligada referencia en la terapia familiar sistémica) tiene un tono entre humorístico e irónico que lo hace muy agradable de leer. Imprescindible. Podéis descargarlo en este enlace.

Además, esta entrada me apetecía dedicarla a otras cosas, que el blog últimamente estaba tomando un tono muy serio.

 Y ya que estamos de recomendaciones literarias,  aprovecho para comentaros un libro que leí este verano pasado. Se trata de "El abuelo que saltó por la ventana y se largó", de Jonas Jonasson. Tampoco os lo perdáis.

Divertido y más profundo que lo que en principio parece por su fácil lectura y argumento. Con unos personajes tremendos y una historia amable y divertida. No os contaré de qué va, sólo os adelanto que sale hasta un Trabajador Social.

En fin, dos libros para descongestionar y divertirnos, que falta nos hace. Tanto o más que las otras lecturas que también tenemos que hacer, ahora que las circunstancias sociales nos están convirtiendo a todos en sesudos economístas, sociólogos, antropólogos y yo que sé cuántas cosas más.

3 comentarios:

  1. Me encanta la anécdota/historia primera y me uno a la recomendación del libro de Watzlawick. Lo leí hace tiempo y me has hecho recordarlo que quizá le haga una releída en la búsqueda de historias que contar.

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  2. Ya tengo lectura para la navidad. Me ha encantado lo de que nos estamos convirtiendo en sociólogos, jajajaja

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  3. Vaya, me habían recomendado "El arte de amargarse la vida" hace unos meses y mi memoria lo debió de archivar en la carpeta "Olvidos". Qué bueno que me lo hayas recordado, ahora mismo lo recupero para la carpeta "Pendientes imprescindibles". Gracias compañero!! Lástima que otras ocupaciones me tengan con el tiempo demasiado limitado!!

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Gracias por comentar.