martes, 13 de mayo de 2014

Identidad profesional

Hace ya unos años que conocí a Wang. Recuerdo cómo, en mis primeras conversaciones con él, intentaba explicarle a qué me dedicaba y le contaba los diversos aspectos de nuestra profesión. Y cómo frecuentemente, tras dejarme hablar un rato, bromeaba conmigo y zanjaba la conversación diciéndome que mis explicaciones "le sonaban a chino".


Viene esta anécdota a cuento de la reciente publicación de un estudio-investigación que el Colegio de Trabajadores Sociales de Aragón acaba de publicar, cuyos autores son Miguel Miranda y Luis Vilas, sobre la profesión de Trabajador/a Social en Aragón. Un documento bien interesante, del que lamento no poder poneros el enlace, pues sólo lo he encontrado de  manera restringida para colegiados. Supongo que en breve se hará más general.

Particularmente la lectura del informe me ha dejado un poso, no sé como definirlo, amargo. Más allá de los detalles específicos, que probablemente cambiarían mi percepción, la primera impresión global que me ha causado es la de una profesión con dificultades para situarse en la realidad social actual. Los autores dicen textualmente en sus conclusiones:

      "En este sentido nos atrevemos a afirmar que se intuyen no pocas inseguridades y un aparente, y persistente, "complejo de inferioridad", que comienza por la propia dificultad por definir el espacio "propio de la profesión" y las funciones específicas." (Pg. 97)


Mucho se ha escrito sobre la identidad profesional, sobre las dificultades de definición de nuestro objeto de intervención, sobre la compleja interrelación con el resto de disciplinas que se ocupan de "lo social". Creo que son múltiples las publicaciones que se ocupan de estos temas, y se encuentran bastante asequibles tanto en la red como en cualquier biblioteca universitaria. 

Por otro lado, en la práctica, estamos gestionando servicios y enfrentándonos a situaciones muy complejas, que requieren de un altísimo grado de especialización en gestión, en intervención psicosocial y en otros y variados campos.

Pero a pesar de toda esta producción científica y a pesar de estos desarrollos prácticos, no dejan de sorprenderme (y desesperanzarme un poco, lo confieso) estas autodefiniciones que nos hacemos. Por momentos parece que nos hemos estancado en una queja autocomplaciente sobre lo limitados que somos o sobre las pocas oportunidades que se nos dan, aunque la realidad nos demuestre lo contrario.

Yo me pregunto cómo si nos sentimos inseguros, inferiores y con dificultades para definirmos, vamos a afrontar la ingente tarea que tenemos como trabajadores sociales. Tanto a niveles microsistémicos o individuales como más generales y sociales, hemos de posicionarnos como profesionales capaces de encauzar y liderar los cambios necesarios para una mejor calidad de vida y bienestar social.

En este sentido los autores señalan en las conclusiones:

   "En los próximos años deberemos aplicarnos a reflexionar sobre qué tipo de trabajador social y qué acción ha de realizar, teniendo en cuenta que el trabajador social es un líder y su acción se cimenta en facilitar el desarrollo de las capacidades, valorando su diversidad y explorando los conflictos de manera constructiva, de las personas y los grupos que le son encomendados o que tienen relación con él o con ella." (Pg. 101)

En este tema del liderazgo, yo suelo utilizar para comprenderlo y explicarlo dos metáforas. Esta función del trabajador social me parece un híbrido entre director de orquesta y el aceite en los coches. Al final, somos los responsables de que la intervención social "suene bien afinada" y que todo ruede de la mejor manera hacia la consecución de los objetivos.

 Así pues, le haremos caso a los autores del estudio y nos aplicaremos a reflexionar. Y para ello, entre otras cosas y foros, la profesión tiene por ejemplo una buena oportunidad en las Jornadas Estatales de Servicios Sociales Municipales que se van a celebrar próximamente.

Será, sin duda, un buen momento para hacerlo.

2 comentarios:

  1. Hola Pedro, a ver si como tu dices publican el estudio para leerlo, no voy a poder asistir a las jornadas por temas familiares y me quedo con las ganas ya que mi ambito de trabajo es municipal y estaba muy interesada en ponerme al dia. Mi experiencia ha cambiado en los ultimos años, me encuentro que en mi trabajo, debo estar poniendo límites constantemente a compañeras que creen saber hacer lo mismo que yo y las funciones que desempeño, hasta entonces no habia tenido ningun problema con las mismas.Así que me salió la "tigresa" que llevaba dentro y que no tenia mucha conciencia de que existiera a nivel profesional, me defiendo continuamente e insistiendo en que mis funciones son mias,tengo claro que el problema no es mio, es de las otras profesionales, asi que seguiré y seguiré y seguiré.....

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  2. Bueno Mónica, una lástima que no podamos coincidir en las Jornadas. Otra vez será. En cuanto a tu experiencia, es interesante la dialéctica que se produce entre los profesionales que llevamos ya unos años y los que se van incorporando de nuevos. A veces pienso que tenermos visiones del trabajo social bastante diferentes... Puede ser enriquecedor, pero en ocasiones surgen fricciones. Saludos.

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Gracias por comentar.