miércoles, 11 de abril de 2018

Ser o no ser, esa es la cuestión

Con más frecuencia que la que desearía, oigo definiciones de nuestra profesión que son de un reduccionismo tal que la convierten en una mera caricatura de nuestra disciplina



Este tipo de definiciones suelen compartir que la principal razón de nuestra profesión es poner en contacto a las personas con los distintos recursos, prestaciones y servicios que puede tener a su alcance para solucionar sus situaciones de necesidad. Para ello, el conocimiento de dichos recursos (y la compleja normativa que les suele acompañar), se convierte en nuestro principal campo de actuación, pues sólo manejando con soltura dicha información podremos encontrar, dentro de la inextricable maraña que conforman estos recursos, aquel o aquellos a los que tiene derecho nuestro sujeto y que mejor van a solucionar sus problemas o carencias.

En muchas ocaciones lo hemos resumido como ser "expertos en recursos". Somos los encargados, como dice la canción, de buscar la pomada que cure el dolor del que tenemos enfrente y de garantizar que se la aplica convenientemente.

Se trata sin duda de una noble función. Y necesaria en nuestra sociedad. Tanto, que la hemos reclamado en exclusividad y como digo, la hemos convertido en nuestra principal identidad como profesionales.

En el juego dialéctico con la sociedad y con otras profesiones hemos construido esta identidad, de manera que las definiciones que la acompañan nos vienen tanto desde fuera como desde nosotros mismos. En el vasto campo de la relación de ayuda nos hemos visto seducidos por la parte del acceso a los recursos, confundiendo esta parte con el todo y encontrando acomodo en "dar ayudas" (con "s" al final) más que en ayudar.

Ha sido un juego peligroso al que hemos jugado durante mucho tiempo, de manera que ahora tenemos difícil salir de este tipo de definiciones.

Como muestra de todo ello, hemos conocido recientemente esta Resolución del Defensor del Pueblo en Navarra , en la que (resumidamente) viene a recordar que, según las Leyes actuales de Servicios Sociales, el deber de información de nuestro sistema sobre las prestaciones del mismo y sobre las del resto de sistemas públicos es prácticamente ilimitada. Esto es, el Sistema de Servicios Sociales (y el Trabajo Social como la profesión de referencia del mismo) tiene la función y obligación de informar de modo preciso y exhaustivo sobre cualquier tipo de prestación o servicio, sea del sistema que sea, al que pueda tener derecho un ciudadano.

Como bien dice Manuel Aguilar Hendrickson en este hilo de Twitter, es lo que tiene atribuir alegremente funciones en la Ley que suenan bien; ...que a veces hay alguien que se lo toma en serio y nos recuerda las responsabilidades que tenemos que asumir.

A mi juicio, llevar a las últimas consecuencias esta función (y más dentro de la complejidad, fragmentación y descoordinación del conjunto de la política social) es una tarea inasumible. O más bien posible a coste (y es algo que viene sucediendo) de reducir las funciones y objetivos del Trabajo Social a ese "profesional experto en recursos" y convertirnos en los gestores de la burocracia que acompaña dichos recursos.

Ya hemos planteando en numerosas ocaciones la necesidad de redefinir el Sistema de Servicios Sociales desde sus cimientos, dado que es la única solución a este tipo de derivas en las que nos encontramos.

Porque son derivas muy peligrosas para la profesión. Si la función social que se (nos) atribuye es esa, deberemos asumirlo y transformarnos en otra cosa. Los planes de estudios de la disciplina deberán cambiar (parece que es una tendencia que en algunas universidades ya se atisba) y primar los contenidos de legislación, normativas, gestión de recursos... frente al resto de materias que estudiamos y que debieran convertirse en residuales.

Creo que es urgente que nos redefinamos y que acompasemos lo que somos y lo que hacemos. Y si no podemos cambiar lo que hacemos... tal vez tengamos que cambiar lo que somos.

10 comentarios:

  1. Me ha encantado la frase "dar ayudas" (con "s" al final) más que en ayudar". Nos quejamos pero no buscamos soluciones. Lo que expuso Manuel ha ocurrido en el área de servicios sociales donde trabajo. Pero esto es solo la gota que colma el vaso. Todo el mundo -generalizo de forma consciente- piensa que solos un nivel y aquí cabe todo y seguimos tragando. Son pocas las veces que dicen basta y muchísimas menos las que plantean actuaciones para solucionar esto. Algo complicado porque generalmente la atención primaria está en las entidades locales.
    Importante que se empiezan a oír voces en este sentido de de ir atajando lo y redefiniendo o más bien definiendo despectivamente cuál el contenido del Sistema de Servicios Sociales que por otra parte creo creo que se recogen las carteras de Servicios Sociales de ámbito general aunque hay que ir mejorandolas.

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    1. Suelo utilizar con frecuencia la diferencia entre "dar (o pedir) ayuda" y "dar (o pedir) ayudas", remarcando como relevante el plural (la "s") que las distingue, para explicar la diferencia entre lo que para mí es nuestra principal identidad (establecer relaciones de ayuda) con aquello en lo que nos hemos convertido (prestadores de recursos). Coincido contigo en que tragamos con todo y sería muy complejo y largo el analizar por qué; creo que hay multitud de variables y razones implicadas. Con respecto a las carteras de Servicios Sociales me parecen en general un disparate tanto por su confusión como inconcreción y sus problemas de desarrollo. Saludos y gracias por tu comentario.

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  2. Buenas, Pedro, es un placer leerte. Estoy contigo: la función principal de los Servicios Sociales no es informar, sino asesorar, acompañar e intervenir, en mi opinión. Sin embargo, el ciudadano que acude no lo hace en demanda expresa de "intervención", sino de prestaciones, lamentablemente. En contadísimas ocasiones he escuchado una demanda similar, y, reconozcámoslo, el sistema es tan invisible que antes de preguntar o dejar que te cuenten, es conveniente que la persona conozca qué puede esperar de quien tiene enfrente o su institución. En parte el problema es que hemos asumido que la prestación es nuestra razón de ser (como sistema, e incluso como profesionales). Por eso creo, mientras se hace un trabajo más de fondo (político), hay que aplicar medidas que cumplan esa función (la de responder a la demanda, informando, en grupos, usando las TIC, las RRSS, etc) y preservar en la medida de lo posible la intervención propiamente, alejándola del "ruido" que ocasionan las prestaciones. Ojalá lo consigamos, pero creo que no hay que contraponer una cosa y la otra. A fin de cuentas, informar es nuestra primera función según el código deóntológico del TS. Un abrazote

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    1. Hola Nacho, gracias por comentar. Para mí la información (y mucho más sobre prestaciones o servicios) no es sino uno de los muchos instrumentos de los que disponemos para realizar nuestra función. Instrumento por otra parte del que no tenemos la exclusividad y que pueden (y deben) utilizar otras disciplinas del área psicosocial. Lamentablemente, nos la hemos apropiado nosotros en exclusiva, la hemos elevado de categoria (para mí, de instrumento a función principal) y la hemos convertido en nuestra identidad. Y creo que eso sí va en detrimento de nuestras posibilidades de intervención. Un abrazo de vuelta.

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    2. Pedro, aparte de otras apreciaciones, en plan logístico, si el ts del CSS es quien instruye el expediente, no se me ocurre nadie (ni perfil) mejor para informar sobre las prestaciones, sinceramente. Aquí se evaluó que era el mejor perfil para hacerlo,, si bien aquí solo hay aux admvos, auxiliar de serv sociales y TTSS, no hay otros perfiles funcionarios . un abrazote

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    3. Nacho, sé que la asociación TS-Información-Recursos es muy fuerte (creo que es casi un dogma) y que lleva mucho tiempo desarrollándose. Simplemente creo que es algo que habría que cuestionar. Saludos de nuevo.

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  3. Me uno, informar si, orientar también ¿de todas las prestaciones de todos los sistemas de protección social?, lo justo manejamos las propias de servicios sociales y con dificultad. No hay una estructura de apoyo a las EELL. Una consulta para un usuario con el INSS, pueden suponer 20 minutos de tfno o más. Si quieren colaboración tendrán que crear instrumentos que la faciliten con rapidez. Trabajo en una zona rural con 287 km2 de dispersión para poco más de 5.000 hab, cuando la administrativo está de baja o vacaciones el tfno prácticamente no deja hacer nada... Un debate complejo e interesante como para quedar un día y discutirlo, quizá coincidamos en algún congreso o jornada.
    Un saludo compañeros, un placer hablar con vosotros. Sois un referente

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    1. Creo que es un problema de enfoque. Si ponemos el acento en el Trabajo Social como profesión y como disciplina o lo ponemos en los Servicios Sociales como acceso a recursos y garantía de derechos. El debate sobre información, acompañamiento, orientación... hay que inscribirlo en ese contexto y tiene diferente significado, a mi juicio, dependiendo de dónde pongamos el acento.
      En cuanto a lo que planteas el informar de todos los sistemas públicos de protección social no es sino una más de las rémoras de no haber construido un espacio propio, sino de haber asumido lo que los demás sistemas no hacían. Mientras mantengamos esa posición residual, no hay salida. Saludos.

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  4. Por cierto, voy a enviar una solicitud para que el colegio de TS de Navarra tome cartas en el asunto.

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    1. Pues ánimo con el tema, pero veo difícil la solución a semejante dilema.

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Gracias por comentar.