miércoles, 26 de diciembre de 2012

Donuts y rosquillas

      Suelo ser de natural pesimista. Mi primer impulso es a pensar que todo se deteriora progresivamente y que si las cosas van mal, tienden a ir a a peor.
    
      Afortunadamente, tengo a Wang a mi lado. Él es de naturaleza optimista. Tiene una convicción infinita en la bondad del ser humano y en las posibilidades de mejora y crecimiento de las personas y las cosas. 

     Como os he dicho en numerosas ocasiones, yo siempre hago a caso a Wang. He comprobado que siempre tiene razón y que sus optimistas previsiones son más certeras que mis malos augurios. Y además son más útiles.

     Hace tiempo que aprendí que no podemos cambiar la realidad. Que no podemos cambiar a las personas. El único cambio posible es sobre nosotros mismos. Sólo podemos cambiar la mirada que tenemos sobre las cosas. Y entonces las cosas cambian. 

     Y en este asunto es cuando me alegro de tener a Wang. El me presta su mirada y en vez de lo negativo, comenzamos a ver lo positivo. En vez de lo que falta, comenzamos a ver lo que existe. Un sabio terapeuta nos decía que hay gente que de los donuts (yo prefiero las rosquillas) sólo se fija en el agujero. En lo que falta, en la carencia. Esa gente va a fracasar en sus intentos por cambiar la realidad a mejor. Si sólo te fijas en lo negativo harás crecer lo negativo.

     No es un tema baladí, en estos momentos. Estos años de crisis, en especial este último año, nos ha llenado de desesperanza y desánimo. Todo son recortes, problemas, dramas... Pero hemos de hacer el esfuerzo, y sé que es difícil, por encontrar las cosas positivas entre todo esto, agarrarnos a ellas y construir. Construir con confianza y con esperanza.

     Yo me lo voy a tomar muy en serio este año que va a comenzar. Y cuando sienta que no puedo, le pediré a Wang que me ayude a mirar las cosas de otra manera.

     Os deseo lo mejor para el próximo nuevo año.


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