jueves, 11 de abril de 2013

Celia Vicari o sobre la violencia y el Trabajo Social.

Es de esas noticias que te golpean, que te dejan conmocionado y condolido. Y más aún cuando te enteras de ellas casi por casualidad: el asesinato de CELIA VICARI, una colega argentina, a manos de un paciente psiquiátrico que estaba atendiendo. Noticia.


De casualidad, como digo, tengo la primera referencia de tan espeluznante noticia. El amigo y profesor Miguel Miranda, de la Universidad de Zaragoza, nos informa del hecho ocurrido el pasado lunes, dado que la conocía de diversas colaboraciones entre Universidades.

Por mi parte, tengo poco que hablar de Celia Vicari, pues no la conocía. Por lo que me he podido informar tras el desgraciado suceso se trataba de una trabajadora social muy querida y apreciada en sus entornos. Docente en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, al parecer había trabajado en el Hospital Zonal de la localidad de Caleta Olivia, en la provincia de Santa Cruz y una vez jubilada, todavía colaboraba con el Hospital en el seguimiento y apoyo de algunos pacientes.

Y fue realizando esta actividad cuando fue asesinada por uno de ellos. Como no podía ser de otra manera, el hecho ha conmocionado a toda la profesión de aquel país. Enlace.

A veces olvidamos la dimensión internacional de nuestra profesión. Ha ocurrido en otro país, lejos geográficamente de nosotros, pero era una colega nuestra. Por eso creo que es una noticia sobre la que tenemos que reflexionar y por eso la comparto con vosotros.

No se muy bien por qué pero me siento muy cercano a esa, para mí desconocida, Celia. Transmito desde este pequeño rincón mis condolencias a sus amigos, familiares y colegas argentinos. 

Todo trabajador social que haya trabajado en la atención directa se ha enfrentado a la violencia y la agresividad en algunas ocasiones. Trabajamos en las trincheras de la acción social,  atendiendo a personas cuyo sufrimiento les hace reaccionar de maneras a veces imprevisibles. Soy de los que pienso que como trabajadores sociales debemos tener, de hecho tenemos, una presencia limitada y la mínima incidencia necesaria en la vida de las personas que  atendemos. Pero también es cierto que,en ocasiones ocupamos para ellos, siquiera temporalmente, lugares importantes. Y desde estos lugares, a veces la violencia se vuelve contra nosotros.

La Federación Argentina de Asociaciones Profesionales de Servicio Social, desde el impacto de la triste pérdida, plantea la reflexión sobre los procedimientos de intervención que utilizan.

¿Cómo desarrollamos nuestro trabajo? ¿Cómo enfrentamos la violencia y agresividad en nuestro quehacer diario? ¿Disponemos de medios, equipos, protocolos y formación suficiente para ello? Creo que son preguntas que nos debemos plantear todos.

Con frecuencia oigo a compañer@s que plantean que con motivo de la crisis, las demandas se nos presentan de una manera más tensa y agresiva y que, en muchas ocasiones, el encuadre en el que las atendemos no es el más adecuado. Puede ser cierto. Lo cual no significa otra cosa que lo necesario de esta reflexión sobre la violencia y nuestro modo de atenderla y protegernos.

Porque hoy lamentamos la pérdida de una valiosa compañera argentina y al menos su injusta y gratuita muerte debe servir para prevenir más sucesos de este tipo. Antes he dicho que no conocía a Celia, aunque tal vez no sea del todo cierto. Celia puede ser cualquiera de nosotr@s.

Son días tristes para el Trabajo Social. Descansa en paz, Celia.

5 comentarios:

  1. Me quedado muy impresionado, Pedro. A veces no somos del todo conscientes de las situaciones de riesgo a las que nos tenemos que enfrentar, por más que hablemos, como bien dices, de la tensión y agresividad de algunas personas hacia nosotros. En esos casos siempre he intentado tomarme las situaciones con cierta distancia, asumiendo que la violencia no es hacia mí sino hacia lo que yo represento para esa persona y debido a su situación particular. Me parece muy interesante tu reflexión, no estamos adecuadamente preparados para ello. Comparto tu sentimiento. Un abrazo.

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  2. Hola, Pedro.
    La noticia me ha dejado pasmada. Tod@s somos Celia. Gracias por la reflexión. También te agradezco la comprensión y empatía que muestras hacia el sufrimiento de las personas. Esto me parece fundamental, y además es algo que difícilmente se puede enseñar a través de un manual.

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  3. Gracias a los dos por comentar. Es un tema muy importante nuestra profesión y toda reflexión es necesaria en estos momentos.

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  4. Gracias Pedro por tus reflexiones y sentimiento de cercanía con Celia, pra mí muy conocida y entrañable por compartir 30 años de profesión y amistad.
    Comparto tu pensamiento sobre nuestra presencia en la vida de las personas en estímulo de la resolución de sus dificultades, pero como bien dices, desde las trincheras de la acción social suele desdibujarse el límite del involucramiento personal. Las disfunciones de los servicios, su ineficiencia a veceds, el colapsamiento de algunas instituciones ayudan a que se desdibujen ese ya muy sutil límite entre el hacer profesional y el riesgo personal.
    No me gusta pensar la vida en téminos de VICTIMAS- VICTIMARIOS pero en este momento no se me ocurre pensar que hemos perdido a dos víctimas: a nuestra colega y amada amiga que no advirtió a tiempo el peligro que corría y a Frankie, el paciente psiquiátrico que vivía en un edificio público como si fuera su casa y llevaba una vida con comportamientos que lo hacían ser aceptado e integrado a la vida cotidiana de la ciudad, olvidándose de que es una persona custodiable, con necesidad de seguimiento por parte del Servio de Salud Mental.
    Ayer, domingo 13 de abril, fue un día apacible, soleado y calmo, casi extraño a lo ventosa y fría que es nuestra Patagonia por el otoño. La marea estaba baja, el mar, en su imponente azul profundo me pareció cálido cuando alcanzó mis piernas e inundó mis botas. Me costó arrojar al aire y al mar esa nadita de cenizas que pegué a mi corazón por un instante...
    Celia ya no está. pero sin embargo ESTÁ. y debe seguir ESTANDO inspirándonos en la búsqueda de una sociedad más solidaria y contenedora.
    Frankie está. Pero ESTÁ? cómo quien lo atenderá? a él, ahora conocido por este horror y a tantos otros perdidos en los laberintos de la enajenación.
    Me duele mucho tu partida, Celia, querida hermana.
    Oro por el descanso de tu alma...
    También oro para que se restaure y fortalezca la trama de Instituciones- servicios y sociedad que en verdad se ocupe de la Salud Mental y del bienestar de TODOS

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  5. Marta, no puedo comentar nada más a lo que has dicho. Tan sólo enviaros un fuerte abrazo de ánimo desde esta España a veces tan lejos y a veces, como ahora, tan cerca.

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Gracias por comentar.