domingo, 17 de febrero de 2013

Bares, ¡qué lugares!...

Esta noticia sí me ha sorprendido. Ahora resulta que los españoles hacemos más vida social a través de Internet que en los bares. Enlace. 

 

Atribulado, como el blog, estoy desde que me he leído la noticia. Si los bares, esos privilegiados reductos donde los españoles practicábamos el arte de convivir y conversar están siendo sustituidos para tal función por las redes sociales, ya no queda esperanza.

A mí, y creo que en general a mi generación, esto de los mundos digitales nos da un poco de vértigo. No es rechazo, son instrumentos que utilizamos y valoramos, pero no nos son "naturales".  Generaciones más jóvenes, sin embargo, tienen otra comprensión de toda esta tecnología. En un curso que estuve una vez se ponía una metáfora: Internet sería como el mar donde nosotros tenemos que decidir cómo, cuando y hasta donde nos metemos. Las generaciones más jóvenes son los peces de ese mar. La perspectiva cambia radicalmente. Por cierto, no os perdáis las reflexiones en el Blog de nuestra amiga Belén sobre alguna de estas cosas.

Tal vez este vídeo me ayude a que entendáis mejor a qué me refiero:



Mi principal preocupación con esto de la tecnología es precisamente la pérdida de contacto humano que se puede dar con todo ello. Llamadme antiguo si queréis, pero el verse, el sentirse, el tocarse, el respirarse... me parecen elementos imprescindibles para la convivencia entre personas.

En mi trabajo comienzo a ver familias que tienen más fácil hablar con sus hijos adolescentes mediante mensajes en el móvil que viéndose cara a cara. Están olvidando cómo se habla. Se escribe y se manda el mensaje. Ya. Rápido y eficaz. Pero ¿cómo se puede cuidar y educar a un adolescente mediante whatsapps?

Paralelamente, están generándose desde hace unos años nuevos problemas, con jóvenes en riesgo de adicción a esto de las nuevas tecnologías (ver enlace) . Particularmente pienso que no son sino nuevas formas tecnológicas de viejos problemas familiares, pero también es cierto que la tecnología en estos casos añade un factor de riesgo más.

Ahora que andamos todos metidos en este mundo digital que nos conecta y que nos es tan útil, yo quiero reclamar también otros espacios: las plazas y calles, las terrazas, las hogueras, los cafés, las cocinas y las mesas de comedor... Los lugares no virtuales donde podemos encontrarnos y conectarnos sin tener que apretar botones ni darle a un ratón. Los trabajadores sociales, que entendemos de convivencia, sabemos de la importancia de que ésta se haga en lugares reales.

Tan reales como los bares. Como decía Gabinete Caligari en nuestra juventud... ¡qué lugares...!





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